Medicina

León

Agoniza el mandato del rector Marín y el Magnífico ha vuelto una vez más a Pucela para pedir el grado de Medicina, apoyado en todos los informes, memorias, timbres y sellos que la máquina burocrática exige. No se puede decir que la tenacidad no sea una de sus virtudes. Ha regresado de la embajada con la sensación ambigua que dejan las buenas palabras y las manos blandengues en el saludo. Ni sí ni no ni todo lo contrario. La experiencia invita a pensar que la voluntad no se desborda en los despachos mañuequiles y todo se remite a una nueva reunión de la comisión de Titulaciones que no sabemos si es patada adelante, balones fuera o un vuelva usted mañana infinito.

Sería difícil de explicar una nueva negativa cuando tenemos un déficit sideral de médicos en la sanidad pública, en particular en el medio rural, cuando las facultades privados aflorar por doquier y cuando algunas comunidades , como Andalucía, tiene ya en 8 de sus 9 provincias estos estudios.

Los papeles de Marín aportan los medios materiales, más de 150 profesionales capacitados y una exigencia económica más que razonable: en torno a unos 10 millones de euros frente a los 25 que pregona la Junta.

Un nuevo portazo, el enésimo, confirmaría que las decisiones en esta nuestra comunidad no se toman por razones de interés público o de simple racionalidad, sino por quién es el mendicante y si forma parte de mi grupo de pádel o cofradía. Esgrimir como caros esos 10 millones es un insulto a la inteligencia del paisanaje, cuando se han rapiñado cientos en las tramas eólicas, solares y perlas negras que adornan esta tierra de excelencia.

Si quieren ahorrar, podrían empezar por evitar el despilfarro hortera de llevar la fiesta comunera a todas las provincias, o crear una nueva fundación para promover , chúpate esa, esa cosa tan necesaria como es el sentimiento de comunidad.