Opinión

Garamendi tiene un plan, no es una ocurrencia

La Firma de Javier Gómez Caloca

Garamendi tiene un plan, no es una ocurrencia

Palencia

Buenos días, Garamendi, el Presidente de la CEOE, ese que gana un modesto sueldo de 380.000 euros, veinte veces el salario más habitual en España, ha propuesto, que los trabajadores cobremos la nómina total y seamos nosotros los obligados a ingresar las cotizaciones sociales para que así, según él, conozcamos lo mucho que aportan los empresarios a la Seguridad Social.

No creo ni que sea una ocurrencia ni que Garamendi sea un indocumentado. Los empresarios saben que desde hace diez años el modelo oficial de nóminas establece el deber empresarial de informar a los trabajadores de la cuantía total de la cotización a la S.S. indicando, por separado, la parte de cotización que corresponde al empresario y la parte correspondiente al trabajador; hasta entonces solo figuraban las retenciones del trabajador. En mi nómina así viene. Y Garamendi ¿cómo no va a saberlo si esa norma la firmó su actual asesora personal, doña Fátima Báñez, la ex Ministra de Trabajo del PP a la que la CEOE abona 240.000 del ala, quince veces el SMI, en pago por una reforma laboral pro empresario?

En la nómina están todos los datos de lo que aportamos a la Seguridad Social, de donde saldrá nuestra futura pensión, cuánto va a Desempleo, que nos cubrirá si nos quedamos sin trabajo, o al FOGASA que nos salvará de atropellos empresariales y, por supuesto, también está en nuestra nómina lo que aporta la empresa para esas mismas contingencias. Desde luego, por todo, bastante alejado del 50% que expande con maldad el gran patrono.

Eso de que el dinero, sean salarios o cotizaciones, donde mejor está es en el bolsillo de los ciudadanos, solo interesa a los que ya portan el bolsillo lleno, del que pueden sacar, por

ejemplo, 60.000 euros por una operación de corazón abierto. Para la mayoría, es mejor aportar a Hacienda solidariamente, y si es posible con progresividad fiscal, lo que nos toca y después salir del hospital público sin pagar un euro, que los hijos estudien en una universidad pública, diez veces más barata que la privada o tener una pensión digna garantizada por el Estado.

El plan es claro. Para empezar, la empresa se quita la responsabilidad del ingreso de cuotas y se crea negocio para la banca, gestor imprescindible de este mete-saca de nuestras cuentas. Este es el modelo de los autónomos, de negativas consecuencias para ellos y para el sistema: el 85% cotiza por debajo del SMI, se autocondena a la pensión mínima, a la par que se hurtan miles de millones a la Seguridad Social.

El siguiente paso, sería ofrecer la libertad de aportar a la Seguridad Social o un Plan de Pensiones, aderezado, incluso, con alguna bonificación fiscal. Cuando cuesta llegar a fin de mes o aprieta la hipoteca, con dos tercios de los jóvenes presos del discurso liberal de la escasez diciendo que no van a cobrar pensión pública quedarse en el bolsillo con una inversión de futuro es tentador. La CEOE, la derecha política y sus altavoces avalan esta propuesta con el objetivo final de reducir ingresos, así, saben que el sistema revienta. Flautistas de Hamelín que solo quieren convertir las pensiones en un negocio más, el que les queda, asaltadas ya las almenas de la sanidad y la educación.

El dinero de las cotizaciones, nuestra parte y la suya, que lo sigan gestionando, esta propuesta es una bomba de espoleta retardada que acabaría con lo mejor que tenemos, un sistema de pensiones público, contributivo y de reparto intergeneracional en el que los trabajadores de hoy pagamos las pensiones a los trabajadores de ayer y los de mañana pagarán las nuestras.

No, no es una ocurrencia; empujada esta ficha, el dominó de las pensiones cae seguido. Buena semana.

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