La Universidad de Marín
León
La Universidad de León elige este mes de mayo a la persona que dirigirá la institución durante los próximos seis años, Será el octavo rector o rectora de una lista que se inicia en el año 1982 con el profesor Andrés Suárez.
Deberían quedar atrás las viciadas maneras con que ha gobernado el actual rector, Juan Francisco García Marín. Por muchas razones, estas elecciones tienen un fuerte componente plebiscitario sobre esta figura, omnipresente en la candidatura conformada por el grueso de su equipo de vicerrectores y otros cargos.
Nunca un rector saliente en sus últimos meses de mandato ha mantenido una agenda pública tan cargada de propagandas, incluido su trampantojo mediático de la Facultad de Medicina. Para entendidos, previa caída del caballo.
Quienes han padecido las rudas maneras del profesor Marín no dudan en definir su mandato como un paréntesis en la vida democrática de la institución, a la que ha gobernado como si fuera un cuartel.
Profesor de Anatomía patológica, de carácter bronco e irascible, García Marín ha demonizado toda posición crítica por pequeña que fuera. En palabras de un profesor de larga trayectoria académica, “Marín ha aplicado la política del embudo: lo ancho para los amigos y lo estrecho para el resto”.
Alcanzado el rectorado planificó con éxito una estrategia para hacerse con el control de decanatos, direcciones de escuela, departamentos y comisiones. Ni siquiera excluyó de su control a los sindicatos. Ha matado a puñetazos la discrepancia y ha asfixiado el uso de todo pensamiento deliberativo. La asfixia alcanzó pronto al mismísimo Consejo de Gobierno, el órgano colegiado por el pasan los asuntos más importantes y transcendentes de la institución.
Ha manejado a conveniencia de parte la promoción, creación contratación del profesorado, a todos los niveles, con casos claros de favoritismo o castigo en un buen número de áreas de conocimiento y departamentos.
Hasta el acceso al emeritaje lo ha convertido en una feria de favores. Dos ejemplos. En uno se modifican los requisitos en favor de una candidata. En el otro, con los votos en contra del área, departamento, Junta de Facultad y Consejo de Gobierno (éste por error), pone la solución con su dedo de rector magnífico.
El Servicio de Publicacioneses hoy un erial del que han desaparecido los criterios científicos a la hora de seleccionar qué es lo que se publica. Han desaparecido colecciones de prestigio que han buscado otras universidades.
Se han multiplicado exageradamente la apertura de expedientes y las denuncias judiciales. Todos los casos, sean decanos, directores de escuela, profesores o personal de administración, tienen en común la no pertenencia al clan del rector.
Hasta la fecha no ha ganado ni uno sólo de los casos ya juzgados. En todos la ULE es condenada a pagar las costas. Al menos en uno de los casos, el más deshumanizado, la profesora causó una baja por ansiedad.
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