No hay ratios de personal, pero se compran robots

Palencia

Buenos días, el próximo martes entra en vigor la nueva ley de residencias y centros de día de Castilla y León.

Tenía que dar solución al desastre que se vivió en las residencias de la Comunidad durante la pandemia, con más de 4.400 muertos, el 49% del total de los fallecidos y ha acabado siendo, contra la opinión de sindicatos, organizaciones profesionales, expertos en la materia y partidos de la oposición una Ley destinada, exclusivamente, a favorecer los beneficios empresariales de grandes grupos, la mayoría de capital foráneo.

No es de ahora este afán de la Junta de tomar medidas, envueltas en papel de regalo, que solo buscan favorecer a las empresas privadas. Desde que recibió las transferencias del IMSERSO, va para 30 años, no ha construido un solo centro público; el invento de las unidades de convivencia es vaciar las residencias públicas y enviar clientes a las privadas. En el Puente de Hierro de Palencia hubo más de 360 residentes, hoy no llegan a cien. Si se quiere que nuestros mayores vivan como en casa, ¿por qué no apostar por una atención en el domicilio y en su pueblo? Porque no genera el mismo negociete.

¿Cómo si no entender que no fije unas ratios mínimas de personal? Ni un mínimo de médicos, enfermeras, fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales. Tampoco cuántos Técnicos de Atención a Personas en Situación de Dependencia o en Cuidados Auxiliares de Enfermería tienen que haber según el número de usuarios. Queda al oscuro desarrollo reglamentario, que será bien afinado por un lobby con engrasadas puertas giratorias.

Con desvergüenza dice la Ley que todos tenemos derecho la cartera de los servicios sanitarios públicos, independientemente del lugar de residencia y que a cada residencia se le asignará un profesional de enlace. Están nuestros centros de salud como para enlazar con nadie y hay muchas residencias en pueblos donde no hay Centro de Salud. ¿Para qué se va a gastar pasta la empresa en médicos, enfermeras y demás profesiones sanitarias si puede usar y abusar del servicio público? Socializar servicios y privatizar beneficios.

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Esta falta de ratios va a crear dos redes: las que oferten unos buenos servicios con personal especializado, eso sí, a un precio solo al alcance de los menos y, el resto, la mayoría, centros aparca personas, más baratos y con sus internos en permanente lista de espera sanitaria.

Ah, pero ¿qué importa el personal si se van a dotar de robots parlantes y humanoides cada una de las residencias públicas? Al Puente de Hierro llegaron dos la semana pasada. Al final se repartirán por la Comunidad una veintena, con un coste total de 4 millones; mientras, en los centros falta personal. Cuando un mayor llore, ¿quién le va a poner el hombro y consolarle, un trabajador o la máquina? La larga marcha de los robots terminará en los almacenes de los centros, más pronto si los humanoides van cayendo al suelo y los usuarios corren a abrazarse a la primera trabajadora que encuentren. Puro luddismo. Les irá mejor.

Hay que invertir en inteligencia artificial, pero allí donde no la hay emocional. Propongo sustituir la subjetividad y el odio hacia los trabajadores que anida en los responsables de personal de la Gerencia de Servicios Sociales en Valladolid, que transmiten e inoculan por provincias y centros, por un algoritmo

al que se le suministre el Estatuto de los Trabajadores, el Convenio Colectivo y los acuerdos de la Comisión Paritaria, además de indicarle que en caso de tener que optar entre una decisión que perjudique o moleste a los trabajadores y la que no, elija siempre la segunda. Primer input del algoritmo: sin trabajadores bien tratados no hay un buen servicio público; segundo, los sindicatos no son el cáncer de éste país. Buena semana