Funcionario, emprendedor y entrenador: la polifacética vida de Javier Márquez, entrenador del Villa de Aranda

Aranda de Duero

A menudo le vemos en el banquillo con la mirada fija en la pista. Y recientemente muy feliz porque el equipo que empezó a entrenar allá por el mes de octubre, y que estaba en los puestos de descenso en la tabla, acabó ascendiendo a ASOBAL -la máxima categoría del balonmano español- hace apenas diez días. Porque Javier Márquez es un enamorado del balonmano, pero su vida tiene mucho recorrido. Nacido y crecido en Manzanares (Ciudad Real), formó parte de una familia obrera. De padre manchego y madre extremeña -que fue a trabajar al Parador de Turismo-, salieron Márquez y sus otros tres hermanos. Su padre fue un 'currito' que acabó montando su propia empresa de autobuses. Autobuses que limpiaba de joven Javier, que pronto decidió meterse a hacer una oposición.

Del disco-bar a la feria de quesos

La de funcionario de prisiones -la estudió mientras hacía el servicio militar- no le fue bien, por eso quizá optó por otra que ya sí le dio entrada en ese mundo, y dentro de la rama del consumo. "Con solo 22 años, que era un chaval, imagina ir a hacer inspecciones", ríe. Ya suma tres décadas de funcionariado, pero esa vía realmente tenía un trasfondo mejor. "Quería un trabajo que me diera para vivir, fijo, y que sobre todo me librara las tardes para poder dedicarme a lo que me gusta, que es el balonmano", reconoce. Pero entre medias, el bueno de Márquez tiene una hilera de experiencias en su vida. Atentos: montó un disco-bar que regentó durante 5 años en los meses calurosos -dice que fue un éxito-, también una tienda de deportes en Madrid en sociedad con familiares, y se lió la manta a la cabeza y creó una feria de quesos en su tierra. "Quizá de hacer tantas llamadas me salió el don de comunicar bien", reconoce.

Márquez ha cambiado su forma de ser. "Antes era visceral, pero he aprendido que no tiene sentido perder los nervios ni la calma", explica, aceptando que es una persona calmada, aunque tiene su pronto como el común de los mortales. "He tenido pérdidas y enfermedades cercanas, y me he dado cuenta de que hay ciertas cosas a las que hay que darlas más importancia", añade este entrenador que primero probó el fútbol, pero que cuando vio el balonmano se enamoró de pleno. Un amor a primera vista.

El sacrificio del amor

Y el amor es algo que tampoco falta en la vida de Javier. Aunque, como si de una pareja de jóvenes que empiezan su camino se tratara, ahora le toca mantener una relación a distancia con Silvia, su mujer. "La conciliación es gracias a quien está detrás de mí y quien ha puesto todas las facilidades, que es ella. Porque antes trabajaba en el Ayuntamiento por las mañanas y por las tardes iba y venía de Toledo o de Ciudad Real, pero al final casi no nos veíamos. Es clave el apoyo desde casa, y en eso ella siempre ha sido vital", reconoce, explicando que "poderme dedicar a lo que me gusta es increíble pese a lo que se puede sacrificar", y que su idea este año era no entrenar. "Me incorporé a mi puesto de trabajo, y recibo la llamada de Aranda. La primera sensación fue decir 'a dónde voy ahora'. Pero al final una conversación con Jordi Ribera me animó a pensarlo, y una situación circunstancial que se dio con un político del Ayuntamiento también sumó. Me pusieron todas las facilidades, y eso me ha permitido coger esta oportunidad", explica.

La vida en Aranda

Márquez destaca que "aunque la ciudad de la que me enamoré fue Pontevedra, el don de gentes de Aranda es increíble, he notado mucha cercanía; conocer gente fuera del balonmano y ver cómo se abren me ha sorprendido enormemente". El 'míster' es también cocinillas -alguna vez ha probado suerte bajo la mirada del chef de El 51 del Sol, David Izquierdo- y maneja bien los ingredientes, como los vestuarios. "Con los chicos desde el principio congeniamos. La humildad es la razón de ser de los éxitos", detalla.

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Márquez es una figura que forma parte de la historia de Aranda. Después de mucho trabajo y de los éxitos, ahora toca descansar, dormir, y sobre todo soñar. Algo que por fortuna, nos ha ayudado a hacer 'El Mago de la Mancha'.

La charla al completo puede reproducirse en el audio superior.