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Sociedad

El porcentaje de estudiantes de la Comunidad que saca sobresaliente en la EBAU se quintuplica desde 2015

Los alumnos que logran las notas más altas en la Selectividad pasa del 1,6 al 8,9%

Pruebas de la EBAU en el distrito de la Universidad de Valladolid / Rubén Cacho ICAL

El Consejo de Ministros aprobó esta semana la reforma de la EBAU (Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad), impulsada por el Ministerio de Educación y que se empezará a aplicar en la convocatoria de junio de 2025. Además de plantear estructuras, características básicas y criterios de corrección comunes para todo el territorio, incide en el enfoque competencial, con el objetivo de que el alumnado sea capaz de aplicar los conocimientos y no solo memorizarlos.

En concreto, busca fomentar habilidades clave como la creatividad y el pensamiento crítico y, por tanto, que la evaluación sea más adecuada a las necesidades del alumnado actual. En la práctica, la prueba será más dura y habrá una menor capacidad de elección para los estudiantes, ya que se reduce la optatividad, además de que las faltas de ortografía restarán el diez por ciento de la nota. Una nueva EBAU (que a partir del año próximo, se llamará Prueba de Acceso a la Universidad -PAU-) que puede poner fin a la escalada de buenas notas que, curso tras curso, cosechan los alumnos en Bachillerato y los que se presentan a la antigua Selectividad.

El porcentaje de estudiantes de Castilla y León que ha obtenido sobresaliente en la fase general de la EBAU (la obligatoria para todos, que examina las asignaturas comunes) ha pasado del 1,6 al 8,9 por ciento entre los años 2015 y 2023, que son los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación. Es decir, se quintuplica.

Con estas cifras, la Comunidad logra el quinto porcentaje más alto del conjunto de las autonomías, solo por detrás de Extremadura (12,1 por ciento), Cantabria (11 por ciento), Asturias (10 por ciento) y Murcia (9,3 por ciento. En el lado contrario, con menos alumnos con las notas más altas, están Baleares (1,8 por ciento), Valencia (2,7 por ciento), Cataluña (3,4 por ciento) y Aragón y Galicia (3,7 por ciento, en cada caso).

El Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU), consultado por la Agencia Ical, permite comprobar que, incluso, este porcentaje rozó el diez por ciento en los cursos posteriores a la pandemia del COVID, cuando hubo más facilidades, como ocurrió en 2021 (9,2 por ciento) y, sobre todo, en 2022 (9,9 por ciento). La subida del porcentaje de sobresalientes entre los aprobados en la prueba ha sido progresivo, por que si en la convocatoria de 2016 se situó en el 2,1 por ciento pasó al 3,1 por ciento en 2017 y al 3,4 por ciento al siguiente año. El gran salto, con un aumento de casi dos puntos, tuvo lugar, especialmente, en la EBAU de 2019, cuando alcanzó el 5,2 por ciento, y de 2020, al dispararse hasta el ocho por ciento.

Nota media del 7,1

Pero la subida de notas no se limita solo a los alumnos más ‘brillantes’ sino que también ha subido, entre 2015 y 2023, la calificación media de los aprobados en la Selectividad en Castilla y León, que pasa del 6,4 al 7,1. Son siete y cinco décimas menos que la nota obtenida en el Bachillerato. La cifra del año pasado en la Comunidad es la segunda más alta del conjunto de regiones, solo por detrás de Cantabria (7,2) y compartida con Extremadura y Navarra (7,1).

El SIIU constata que esta ‘inflación’ de calificaciones que ha alterado las estadísticas de la Selectividad comienza en Bachillerato. No en vano, casi uno de cada cuatro alumnos (19 por ciento) que se presentó el año pasado a esta prueba de acceso a la universidad obtuvo sobresaliente (promedio de entre 9 y 10) en esa etapa previa, hasta situarse en el octavo más alto de España. Un porcentaje que en 2015 era del 10,3 por ciento. En el año 2022, al igual que en el análisis de los que lograron la nota más alta en la EBAU, el porcentaje fue, incluso, un poco superior, al llegar al 19,6 por ciento. En este apartado, también hay grandes diferencias, con autonomías que doblan a otras. Son los casos de Canarias y Murcia (27 y 26,9 por ciento, respectivamente) y Andalucía (26,2 por ciento) frente a Cataluña (12,5 por ciento), Baleares (13,2 por ciento) y Navarra (13,7 por ciento).

Un informe del Observatorio del Sistema Universitario, una asociación de profesores que nació en Cataluña, también analizó, con datos del año 2022, el porcentaje de notas de Bachillerato entre 9 y 10 entre los centros públicos de Castilla y León (17 por ciento) y los concertados (25,9 por ciento). Casi nueve puntos de variación.

A nivel nacional y en términos generales, apuntó que los centros públicos se dan porcentajes mayores de notas de Bachillerato aprobadas más bajas, “lo cual parece” tener como efecto una proporción mayor de estudiantes con nota de entre 4 y 5 de la fase general de las EBAU. “Ello abre la puerta a compensarla con la nota de Bachillerato y obtener una calificación de acceso suficiente para estudiar en la universidad”, apuntó.

En cambio, los centros concertados presentan proporciones “significativamente” mayores de notas de Bachillerato muy altas, lo cual “indudablemente” tiene efecto sobre las posibilidades de acceso a las carreras más demandas.

Es por ello que el Observatorio denunció que en unas pruebas reguladas por reales decretos y órdenes ministeriales, llevadas a cabo de forma anónima por decenas de miles de estudiantes cada año, y corregidas por cientos de profesionales (profesorado universitario y de Secundaria) en cada comunidad autónoma, con estrictas normas de corrección, las diferencias detectadas resultan “sorprendentes”. Añadió que esto se produce teniendo en cuenta la existencia de un distrito único en todo el sistema universitario español.

En cuanto a las diferencias que separan los sobresalientes obtenidos en el Bachillerato de los obtenidos en la fase general de la Prueba de Acceso a la Universidad, alerta que hay territorios en que las unos son “apenas” el doble que los otros -como en el caso de Castilla y León- mientras que existen otras comunidades donde llegan a ser nueve veces más.

Inequidad

Unas diferencias que tienen “claros” efectos a la hora de determinar la nota de acceso a la universidad y las calificaciones de admisión en los distintos estudios de grado, pues la nota de acceso se forma en un 60 por ciento con la nota de Bachillerato y en un 40 por ciento con la nota de la fase general de las EBAU, y las notas de admisión se construyen sobre la nota de acceso.

“Nos encontramos ante dos problemas de inequidad en el acceso a la universidad y, más particularmente, en la admisión a carreras con alta demanda”, lamentó. La primera inequidad está causada por los substancialmente más altos porcentajes de estudiantes con notas sobresalientes de Bachillerato de los centros privados concertados y, más aún, de los privados no concertados.

La segunda inequidad, añadía, está causada por las diferencias, no solamente en las notas sobresalientes del Bachillerato, sino también en las de la fase general de las PAU, entre las distintas comunidades autónomas. Si no existiera el distrito único, estas diferencias entre comunidades no serían relevantes, y supondrían tan sólo un reflejo de que los criterios de corrección de las PAU son únicos dentro de cada región. Sin embargo, gracias al distrito único, el curso 2020-21 el porcentaje de estudiantes que cursaban una carrera en un territorio distinto a la de su residencia era del 15,1 por ciento. En concreto, variaba desde el 2,5 por ciento de quienes estudiaban en Canarias hasta el 32,5 por ciento de quienes lo hacían en La Rioja. “En este contexto, las diferencias en notas de acceso entre estudiantes de distintas comunidades se traducen necesariamente en una clara ventaja para quienes proceden de algunas de ellas a la hora de acceder a las carreras más demandadas”, precisó.

Ante este panorama, esta asociación planteaba introducir mayores niveles de equidad como una transparencia “absoluta” en cuanto a las notas del Bachillerato y de la fase general de la Selectividad (de cada centro u de cada asignatura); aplicar criterios de corrección de las PAU “más homogéneos y coordinados” entre comunidades autónomas, “cosa que debería ser relativamente fácil” al tratarse de pruebas reguladas por una normativa estatal y, por último, dar más peso a la nota de la fase general de la EBAU que a la de Bachillerato en la nota de acceso. “Dado que son pruebas anónimas, objetivas y reguladas con criterios de corrección pautados, sus resultados son más equitativos y, por lo tanto, su peso en la nota de acceso debería ser más relevante”, concluyó.

 
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