Del traje y la corbata de la banca, a la bata de educar: Enrique García, un trabajador que mira hacia nuevos retos

Aranda de Duero

Conocemos sobradamente al personaje, pero este miércoles, ha tocado conocer a la persona que se halla tras la figura de Enrique García. Hablamos, quizá, de una de las personas más entregadas y dedicadas a su sector, el educativo, pero también a su territorio. Tuvo que sacar "un carácter que no es el mío", y ponerse el traje de gestor, de eficacia. "En 2001 me incorporo al colegio dejando el mundo de la banca ante la llamada de los hermanos que me educaron. Dejé el traje y la corbata para ponerme la bata de educar. Y ahora me ha tocado empuñar ese traje de la exigencia, trabajar por mi institución, pero también por mi tierra. Lo he asumido con sumo gusto. Y lo cierto es que son 14 años en la dirección, y confieso que en no demasiado tendrá que haber un relevo. No abandonar ni dejar de trabajar al servicio de, pero con otro traje", adelanta en la SER García.

Enrique es arandino "de pura cepa", de los que nacieron en Menfis. Guarda un "maravilloso recuerdo" de quienes le educaron. En esos años de adolescencia "era un chaval bastante normal", que "aprendía en la escuela y en la calle". De las calles guarda sus mejores recuerdos precisamente, en las que hoy en día se han perdido esos grupos de juego y alegría. También de un medio rural donde la escuela es más que necesaria, y donde "no debe importar el número" de alumnos. "En un momento de la historia pensaron que había que juntar a todos los chavales porque una escuela de 10 alumnos no es rentable. Hablar de rentabilidad económica frente a la social me asusta. Y ahora nos damos cuenta de que una escuela es un lugar donde se enseña", reseña.

Tiempo libre y familia

El tiempo libre de García "es prioritario". "Cuando te aproximas a los 50 te das cuenta de que todo pasa rápido y empiezas a valorar el tiempo de ocio, familia y amistad. Entre semana con ser padre tardío y las labores profesionales tengo, pero los fines de semana además de mi familia los dedico a mis amigos. No soy un promotor profesional de fiestas, pero intento juntar mucho a los amigos, porque lo que cabe cuando te vas a la otra vida es lo que has vivido", añade, antes de hablar sobre "las dos mujeres de mi vida"; su madre y su mujer. Como padre, su ilusión es que sus hijos disfrutan de lo que elijan y decidan para formarse y crecer. "Al cabo de una vida, lo único importante es feliz", añade.

Aunque para García su vida "es una suma de fracasos", esos fracasos le han ayudado a triunfar "queriendo ver por dónde va la vida". "No soy un iluminado pero intento iluminar a los que están a mi alrededor. La administración nos tumba ocho proyectos de cada diez, y solo se culmina uno. Para mí eso es un fracaso. Pero salir a los micrófonos denunciando continuamente ralentización, boicot, no resulta creíble, y al final la gente se cansa de tanta queja. Hemos conseguido que la gente tenga otra visión, pero no, la administración no nos da ni ayuda tanto como parece", comenta.

Futuro

Y ante esa 'bomba' de su próximo futuro, ahora mismo "quiero seguir viviendo en mi pueblo, mirar a otras partes de España pero para que desde allí se siga mirando a Aranda". "Pasada una retaguardia me pasará la opción de tener libertad de movimiento y tener acceso a ámbitos de decisión y del mundo de la empresa y la política que intentaré capitalizar para mi localidad. Digo algo sin decir mucho diciendo de más. Quiero beneficiar a mi institución porque los cambios son drásticos, y quiero que se siga cabalgando al ritmo. Y lo que yo haga en un futuro muy cercano será seguir trabajando con mi institución para sus proyectos. Al inicio del próximo curso deberíamos tener los deberes hechos", indica en referencia a la institución.

Enrique ama la música. Las canciones que elige tienen un mensaje. No es experto en ella, pero él siempre tuvo olfato en el talento. "Me considero tímido pero con el traje se me quitan las limitaciones. Cuando la providencia te toca el corazón hace de lo mediocre algo brillante. Hablar de uno mismo incomoda; es como desnudarse. Pero me siento orgulloso de ponerlo en común con mis vecinos y gente que tienen ese don del servicio público", sentencia alguien que ve en su gente a sus ídolos. Brillante. Al que tocará ver en otro contexto.

La charla al completo puede reproducirse en el audio superior.