La vida después del prostíbulo: así se recuperan las víctimas de explotación sexual

Valladolid

Captaba a sus víctimas en su país de origen, les prometía un trabajo y cuando llegaban a España, las obligaba a prostituirse en un piso de Valladolid. Este hombre, para el que la Fiscalía de Valladolid pide 3 años de cárcel, no se ha presentado en la Audiencia Provincial para el juicio por el que se sienta en el banquillo por "un presunto delito de aprovechamiento de la prostitución ajena". Se ha dictado una orden de busca y captura para él. Pero, ¿qué ocurre con las mujeres víctimas de estas personas? ¿Qué opciones tienen cuando han pasado meses esclavizadas y abusadas en un país que a menudo no es el suyo?

El primer paso lo dan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que solicitan asistencia a alguna de las organizaciones con las que trabajan para que estas mujeres tengan un primer acceso a alojamiento y asistencia social y jurídica.

A partir de ahí, desde un punto de vista legal, la Ley de Extranjería les da 90 días de reflexión para que decidan si denuncian o no a su explotador. En caso de hacerlo, tienen una serie de beneficios que explica Eduardo Gutiérrez, el responsable de la Unidad de Violencia de Género de la Subdelegación del Gobierno en Valladolid: "Antes de la denuncia tienen un periodo de reflexión y si deciden dar el paso para denunciar a su explotador o explotadora, se recogen una serie de beneficios como la regularización, con un permiso de trabajo y de residencia".

Miedo a represalias

Pero denunciar no es tan fácil: el miedo a las represalias, también a su familia, que suele dependen económicamente de la víctima, y el desconocimiento de sus derechos -incluso de que la situación en la que se encuentra se trata de un delito- juegan a la contra. De ahí que obtener el permiso de residencia a menudo sea un aliciente.

Aclad, Atención Integral a Colectivos en Riesgo, es una de las organizaciones que trabajan con estas mujeres en Valladolid. Para que no recaigan en la prostitución, se les ofrece un alojamiento temporal con el objetivo final de que acaben siendo independientes. Para ello se les ayuda a hacer las gestiones administrativas necesarias, se les asesora y acompaña para que encuentren un empleo y se les da cobertura sanitaria.

Pero también es muy importante el apoyo psicológico, tal y como explica Elena Rincón, trabajadora social de la organización:"No solo por el trauma que haya supuesto la situación que han vivido, sino por la situación en la que llegan las mujeres, sin ninguna red de apoyo, con familia a cargo en el país de origen y que necesiten de ese apoyo psicológico".

Reacción del patriarcado

Ahora toca preguntarse cómo es posible que en pleno siglo XXI se siga dando aún esta forma de esclavitud, esta violencia extrema hacia las mujeres. Angélica Velasco, profesora de Filosofía de la Universidad de Valladolid e integrante de la Cátedra de Género, advierte que es una respuesta ante el avance en derechos de las mujeres: "Como las mujeres van conquistando derechos, puestos de poder e igualdad... los hombres reaccionan a través de la opresión de las mujeres más oprimidas de todo, las que están en situación de prostitución".

Es importante recordar que un hombre que recurre a la prostitución no lo hace en busca de sexo, sino de poder, de dominación sobre la mujer. ¿Y la solución? Es un poco más complicado que la abolición simplemente: se trata de hacer que los niños crezcan en una sociedad donde sea impensable la prostitución: "Que sea una sociedad en la que haya un rechazo social hacia el consumo de prostitución, en la que los niños varones no se eduquen pensando que cuando llegan a una edad ya pueden acceder a una mujer en situación de prostitución".