'Porrón', última Palabra de Delibes de la temporada

Valladolid

'Asunción, Asunción, échale vino al porrón'. Esto a voz en grito. Casi nunca en solitario. Y casi nunca sobrio. Pero el porrón al que alude la canción popular, coreada en celebraciones de variada índole no es el que nos ocupa en la penúltima entrega de la sección Palabra de Delibes con la que cada martes repasamos en 'Hoy por Hoy Valladolid' el legado cultural que el gran escritor vallisoletano dejó en su obra. Un legado en forma de términos que nos conectan con la vida rural y la naturaleza. Y aunque naturales, y rurales, son las uvas con las que se elabora el vino con el que Asunción llena el recipiento -de cristal, pero también de barro en algunas partes de España, ojo-, el significado que nos interesa tiene plumas, alas y pico.

El porrón común no reposa en la estantería de ninguna alacena. En realidad, es un pato buceador de tamaño medio con el cuello relativamente corto y una característica cabeza en forma triangular. El porrón mide entre 42 y 49 cm de largo y tiene una envergadura alar de 72 a 82 cm. El macho adulto tiene la cabeza y el cuello de un color castaño rojizo. La mayor parte de su plumaje es gris claro, salvo dos zonas negras en sus partes frontal (pecho y parte superior del manto) y caudal. Tiene el pico largo, con una ancha franja oscura en su base seguida por una banda gris blanquecina y la punta negra. El iris de sus ojos rojo. La hembra adulta tiene la parte frontal parda (cabeza, cuello y pecho) y la trasera pardo grisácea, con algunas zonas más claras en el rostro, especialmente una línea tras el ojo, y en la zona media del cuerpo. Su pico tiene la zona gris más estrecha, y sus ojos son castaños. Esto es lo que, por cierto, dice la Wikipedia sobre el ave que Delibes menciona en sus obras.

De él -del pato, no de Delibes- nos ha hablado Jorge Urdiales, de los fragmentos en los que el porrón aparece mencionado y que tienen que ver con la producción literaria en la que nuestro desaparecido paisano aludía a una de sus mayores aficiones, la caza. Esta vez, por cierto, se lo pusimos un poco díficil a los oyentes y todos -incluido uno que volvió a demostrarnos sus dotes de imitador- se fueron al porrón que sacia la sed y, del que si se abusa, nubla también la razón.

No podía falta a la cita Cesidio, el hortelano, que además de recordarnos que a pesar de la lluvia que ha descargado hay que seguir regando las huertas, también nos trajo una expresión. Y para ello se remontó a su Primera Comunión para aclarar qué eso de "la friolera de" aplicado a los años que han transcurrido desde que vio ese momento. Y es que Cesidio, ya va peinando unas cuantas canas.

Una penúltima entrega en la que hubo redoble pero no una palabra nueva. Y es que el martes 9 de julio emitiremos el último episodio de Palabra de Delibes. Será una entrega especial en la que Jorge Urdiales nos contará cómo ha trabajado durante mucho tiempo para convertirse en un profundo conocedor del uso del lenguaje en la obra de don Miguel.

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