Sociedad

Doce niños saharauis pasan un 'Verano en Paz' en Palencia

Desde la Asociación de Amigos del Pueblos Saharaui lamentan que con el paso de los años se ha reducido mucho el número de familias acogedoras

Jesús Merino, de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui / Radio Palencia

Palencia

Tras un largo periplo de unas 24 horas, el pasado martes 2 de julio, en torno a las 17:30, llegaban a Palencia un total de 12 niños y niñas saharauis incluidos en el programa "Verano en Paz", en el que gracias a la solidaridad y generosidad de las familias acogedoras estos menores disfrutarán de su estancia en la provincia hasta el 1 de septiembre. Guardo, Renedo, Saldaña y la capital palentina son los lugares que se convertirán en su hogar las próximas semanas, en las que no solo se consigue alejarles de los asfixiantes 45 y hasta 50 grados que llegan a alcanzar en su lugar de procedencia en estas fechas, sino que además se les proporciona atención médica, revisiones oftalmológicas y bucodentales, experiencias que no podrían vivir de no ser por este programa y ante todo una segunda familia española con la que se crea un vínculo que en ocasiones se puede prolongar durante años.

Estos niños y niñas de 9 y 10 años, suelen llegar a nuestro país con problemas nutricionales por la escasez que sufren en los campos de refugiados en Argelia, donde sus familias se vieron obligadas a huir hace años tras la ocupación del Sáhara occidental. A pesar de todo, desde la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, Jesús Marino explica que las condiciones en que llegan ha mejorado con el paso de los años desde que se iniciara el programa de "Vacaciones en Paz", cuando incluso los menores podían aterrizar en España con ropa y calzado en malas condiciones e incluso algunos de ellos descalzos.

Lejos quedan los años en los que las asociaciones llegaban a trasladar a nuestra provincia más de 60 niños. Las trabas burocráticas y las limitaciones que se han impuesto a la normativa que regula estos traslados hacen que en este 2024 solo se pueda traer a menores nacidos en 2014 y 2015, lo que reduce significativamente el número de niños que pueden repetir su viaje para reunirse con familias a las que ya conocían. Por otro lado las familias acogedoras también han disminuido en número, una circunstancia en la que influye que las estancias son de dos meses, mientras que las familias disponen de tan solo un mes de vacaciones, algo que complica de manera importante la conciliación. Asimismo la llegada de la pandemia en 2020 también supuso un punto de inflexión desde el que no se ha conseguido recuperar los datos de los años previos. Todo esto hace que más de 1.000 niños se hayan quedado este verano en los campos de refugiados porque en España no ha habido suficientes familias de acogida.

Aunque los menores tienen la oportunidad de iniciarse en el aprendizaje de nuestro idioma, algo que curiosamente logran de forma muy rápida, conocer nuestra cultura y costumbres, descubrir paisajes completamente opuestos al desierto del que provienen y disfrutar de cosas tan cotidianas como un paseo en bici o un baño en la piscina o en la playa, no es menos gratificante lo que las familias obtienen a cambio, una experiencia llena de emociones, cariño y agradecimiento como respuesta a su generosidad que consigue transformar la vida de estos niños.

 
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