El emotivo relato de la madre de Sergio, un joven con discapacidad que falleció hace semanas: "Le doy las gracias por decir 'yo soy así, pero no me importa'"

Aranda de Duero

Felisa Puente es una madre que ha dedicado su tiempo, fuerza, cariño y comprensión a su hijo. Nada diferente a cualquier otra madre. Pero quizá sí por la salvedad de que ha luchado con perseverancia por demostrar la suficiencia y competencia, pero también el talento e inteligencia de su hijo discapacitado. Ha dado amor, y recibido su AMOR, en mayúsculas. Hoy en nuestro recorrido con la memoria conversamos con Felisa Puente, quien por si fuera poco, fundó ANDAR, la Asociación de Discapacitados de Aranda de Duero. Ella se resta importancia, porque "soy una madre normal y corriente", si bien "cuando hay un hijo con discapacidades, como necesita ayuda, toda la familia se implica", pero "ese no es un esfuerzo".

Agradecimiento a su hijo

A su hijo Sergio le da "gracias" unas semanas después de que falleciera. Lo hace "por enseñarnos a la familia que era distinto, pero que estaba ahí, y que nos necesitaba a todos para salir adelante, disfrutar de la vida y darse a conocer". "Por decir 'yo soy así, pero no me importa serlo, tengo que estar ahí, como está el resto'. Yo he hecho lo que tenía que hacer por mi hijo", añade, aseverando que a cualquier padre o madre "les diría que estén orgullosos de sus hijos y que luchen por lo que creen, sin aceptar el no".

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Felisa nunca se resignó. Se ha encontrado, tristemente, con muchas puertas cerradas a lo largo de los años por la discapacidad. "Lo desconocido da miedo. Pero ahí estás tú, para que poco a poco, las puertas se vayan abriendo. Sergio fue a la guardería, luego a Primaria, y acabó la Secundaria en el instituto. Y por lo que se comenta, tristemente parece que aún a día de hoy cuesta avanzar en eso. Parece que se quiere llevar a la gente discapacitada al centro especial, en vez de al de todos", comenta, explicando que ese fue el germen de la asociación ANDAR. Para tener "una vida normalizada". Se juntó un grupo muy luchador. "Luchamos contra las barreras arquitectónicas, la piscina climatizada -que estuvimos ahí con pancartas-, o el ascensor de la Escuela de Música", detalla, contando que su hijo Sergio "aprendió a nadar y montar a caballo, y sabía leer y escribir", y lamentando que a los discapacitados "se les niega capacidad de aprender; nosotros sacamos 4.000 firmas para que le dieran un año de gracia en el colegio".

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La soledad cuando te toca vivirlo de cerca

Las familias afectadas se sienten en muchas ocasiones solas "porque el tema es tuyo". Pero siempre hay fórmulas de tocar la fibra de la sociedad. A gente como Sergio se la quiere "y mucho". "Mucha gente me ha dado el pésame porque guarda un gran recuerdo de él; gente con la que ha compartido clase y hasta bocadillo", esgrime. También le echan de menos en su peña, La Ribera, y en el pabellón animando al Villa de Aranda, su equipo de balonmano. Siempre estaba con su tambor, porque 'padecía' pasión por la música -con Amaral y Leiva, por cierto, como principales ídolos-.

"Se quedaron a cuadros con Sergio"

Pese a las adversidades o discapacidades, no hay límites. Sergio llegó a estar en la escuela de Plácido Domingo. "Estaba ya malito. Iba con oxígeno e hinchado. Fuimos a hacer la prueba, y claro, al principio al verle así, se quedaron a cuadros. Pero más aún cuando vieron cómo llevaba el ritmo. Estuvo 30 años en la Escuela de Folklore", recuerda Felisa, que considera que no ha renunciado a su vida por cuidar a su hijo. "No he renunciado a nada. Sabía que mis hijos estaban ahí, pero que él necesitaba más. Si es que al final tu hijo te da más que otras cosas", cuenta.

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"Gracias que mi madre ha sido una gran luchadora por los derechos de las personas con discapacidad, y centrada en Sergio, él ha tenido una vida lo más normal posible. Yo era la hermana mayor, y siempre he visto a mi hermano desde pequeño. A mí me ha tocado ayudar para normalizar su vida. Todos hemos colaborado. Pero su mejor enseñanza para mí, era el amor que tenía hacia los demás. Sin filtros, un amor incondicional", recuerda Cristina, hija de Felisa.

Amor

Cuando Sergio falleció, las muestras de cariño fueron sencillamente un aluvión. El recuerdo hacia él perdura, y no quedará en el olvido. Fue alguien que despertó amor, simpatía, y alegría allá por donde iba. Demostrando que no era uno más. Porque era único. Y especial, sí, pero por lo que hacía sentir. Hacia él va este emotivo espacio, con la esperanza de que los testimonios de Felisa ayuden a que de una vez por todas, esta sociedad sea 100% inclusiva, y comprometida.

En el audio superior puede reproducirse la entrevista al completo con Felisa en nuestro espacio de Hoy por Hoy Aranda, con Valentín García y Ausencio Frutos.