Vivienda, escolarización y atención psicológica, pasos fundamentales para la integración de los menores migrantes

Valladolid

No se sabe si llegarán, pero la ciudad está preparada y tiene recursos para acoger a los menores no acompañados que puedan recalar en Valladolid. El Ayuntamiento no tiene competencias en esta materia, pero sí mantiene estrecha colaboración con las organizaciones que se hacen cargo de estos menores - y del resto de personas migrantes que llegan a la ciudad- a través de la concejalía de Servicios Sociales.

Rodrigo Nieto, el concejal del área, asegura que su objetivo es dar la mayor cobertura posible a estas organizaciones: "Por ejemplo, nosotros les aportamos viviendas sociales que, si bien no son para menores directamente, sí las pueden usar esos menores que cumplen la mayoría de edad; además, podemos emplear todas las actuaciones a través de los CEAS como acciones socio-educativas o talleres de los trabajadores sociales y ampliar esos grupos para que estos menores puedan participar".

Una de las principales barreras que se encuentran suele ser el idioma; por eso se hace un especial esfuerzo en los Centros de Acción Social de la ciudad: "La mayor parte de la integración es el idioma, por lo que intentamos darles clases de español al margen de los colegios; por ejemplo, en periodos no lectivos nosotros podemos poner a su disposición estas clases para que puedan aprender español".

Atención psicológica y sanitaria

Una de las organizaciones con las que colabora el ayuntamiento, y que se encarga de dar cobijo a estos menores, es ACCEM. Lo primero es, precisamente, ofrecer una vivienda, un hogar, en definitiva, que sea un espacio de convivencia entre los menores.

Además, se les escolariza, se les ofrece atención sanitaria y atención psicológica, uno de los pasos más importantes, según Daniel Duque, de ACCEM: "Tener que dejar tu familia, tu red social, de un día para otro y presentarte en un sitio desconocido, que desconoces la cultura, las formas de vida... es un shock bastante grande en un adulto, y cuando hablamos de un menor es mucho mayor porque es más vulnerable. Por eso, todos los recursos están a disposición de estos menores".

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El idioma es la principal barrera a la que se enfrentan en las aulas, aunque la experiencia de esta ONG dice que estos menores aprenden muy rápido y en seis meses pueden manejar con bastante soltura el español.

Contrario a lo que quieren vender desde la extrema derecha, allí donde hay menores migrantes, ni aumenta la conflictividad ni suponen un problema para el entorno: "Lejos de la información o los bulos que se lanzan, no hay datos que recojan que en los sitios donde tenemos nuestros centros aumente la criminalidad. Todo lo contrario, son menores que se insertan muy rápido y que vienen a rehacer su vida siendo menores y la predisposición es máxima para formar parte de nuestra sociedad".

Desde ACCEM piden además una política migratoria integral, a largo plazo, que no solamente ponga parches, sino que entienda el fenómeno de la migración como algo inevitable que hay que gestionar y que debe ser lo más seguro posible para menores y adultos.