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Castilla y León prevé una buena media veda de codorniz

La campaña se inicia el jueves con un hábitat óptimo y un estado favorable de conservación a expensas de la climatología

Carlos Sánchez, el director de investigación de la fundación Artemisan / Concha Ortega ICAL

Valladolid

Con un membrete de “buena”. Así se prevé la media veda de codorniz en Castilla y León, la cual arrancará este 15 de agosto, cuyo contexto positivo se enmarcan en los condicionantes de este año, que han permitido contar con un “hábitat óptimo y favorable” para la cría durante un mayor periodo de tiempo. Todo ello unido a las lluvias de esta primavera y verano, las cuales han favorecido el retraso en el cultivo del cereal, más aún en la Comunidad, donde se cosecha muy tarde, especialmente en Soria, Burgos, Palencia y León, detallaron desde el Proyecto Coturnix. Aun así, piden prudencia ante la climatología de las próximas semanas, dado que puede “marcar la diferencia”, razón por la que recuerdan que el pasado año hubo calor en exceso en agosto y muchas codornices se fueron más al norte, añadieron en declaraciones a la Agencia Ical.

En una radiografía global, las “miles de muestras biológicas” recogidas durante la media veda dentro del proyecto en los últimos cuatro años escenifican que las poblaciones de codorniz en la Comunidad tienen un “buen estado de conservación” gracias al apoyo de Mutuasport, a la acción de la Fundación Artemisan y al compromiso de cientos de cazadores en Castilla y León, aunque hay que tener cautela porque las poblaciones de codorniz varían mucho entre años y es necesario estudiar la codorniz durante más tiempo.

Valoraciones ofrecidas por Eduardo Laguna y Carlos Sánchez, investigadores de la Fundación inmersos en el proyecto, quienes aseguran que estimar el número total de codornices a nivel autonómico y estatal es “muy complicado”, pese a las buenas estimaciones de conservación, porque la codorniz no es comparable a la perdiz roja o la liebre, al ser una “especie migratoria con una elevada movilidad que no entiende de fronteras administrativas”.

No se quedan de brazos cruzados y anuncian que el equipo técnico desarrollará un muestreo en las jornadas de caza que, posteriormente, servirá para posicionar cuántas codornices hay en un determinado territorio y estimar con seguridad la densidad a una mayor escala espacial. Aspecto encaminado a poder calcular el tamaño poblacional de la codorniz durante el periodo de media veda en Castilla y León y España, apuntaron.

A nivel estatal, hay dos territorios que destacan sobremanera, siendo Castilla y León durante el periodo estival y Extremadura en invierno, donde “ya hay muchas que no migran”. Y es que, Castilla y León es “puntera” en la información que se recopila durante la media veda y se cuenta con un colaborador experto en la monitorización durante la primavera con el método de seguimiento específico (SEC).

En cuanto a las medidas a implementar para favorecer a la codorniz, los investigadores trasladan a la Agencia Ical la importancia de dar “un paso adelante” para poder ofrecerles buenos hábitats para su reproducción y supervivencia. Es decir, que los “campos de cereal sean más favorables aplicando medidas como el retraso de la cosecha, no cosechar de noche, dejar rastrojos durante más tiempo y retrasar la recogida y picado de la paja”. Y todo ello “sin perjudicar la rentabilidad de los agricultores”, que al final se les pinta “como el origen de todos los males” para la codorniz y otras especies, pero en realidad en los agricultores “está la solución”.

La clave del cazador

“Sin cazadores no habría proyecto”, atestigua el coordinador adjunto investigación Fundación Artemisan, Carlos Sánchez, quien remarca que la implicación del colectivo cinegético en el proyecto “ha sido esencial”, porque se ha podido realizar gracias a toda la información que han facilitado. Esto demuestra el “compromiso e interés de conservación” de esta “pequeña gran galliforme”, que es la codorniz, al subrayar que en Castilla y León la Federación de Caza “está totalmente volcada” con este proyecto, motivo por el que provincias como Soria, Burgos y León tengan tanto peso dentro del proyecto.

A la contra, Sánchez lamenta que la “gran mayoría” de cazadores no tienen la responsabilidad de gestionar el hábitat de las especies cinegéticas, dado que “no son propietarios” de los terrenos agrícolas, y por tanto las decisiones en este sentido las toman los agricultores, que “cada vez tienen más problemas para que sus explotaciones sean rentables”.

“Desde Fundación Artemisan llevamos varios años trabajando por una Política Agraria Común más favorables para toda la fauna silvestre y las últimas reformas han incluido el desarrollo de los ecorregímenes que ya se comienza a desarrollar. Pero todavía no se han implementado a gran escala y hay que avanzar”.

Por ello, aseveró que los agricultores “son unos aliados de primer orden”, donde muchos de ellos son cazadores, razón que ha permitido adelantarse y avanzar en varias acciones que han demostrado que se puede gestionar el hábitat, aunque reconoce que se requiere llevar a cabo proyectos específicos de gestión de hábitat sobre codorniz a “gran escala”.

Recurso sostenible

“El estudio demuestra que los cazadores se adaptan a las circunstancias del campo en forma de recurso sostenible, dado que las capturas habituales de cada temporada se centran en aprovechar los remanentes, porque siempre se deja el capital, es decir, los progenitores, en un ave viajera y migratoria”, afirmó a Ical el delegado de la Federación de Caza en Soria, José Manzano.

A ese respecto, señaló que el colectivo cinegético colabora de manera implicada con dicho proyecto, que busca “promover una gestión de caza sostenible en las poblaciones de codorniz”, quien describe su actuación con el mismo desde varías vías. Es decir, con su financiación a través de la mutua de todos los cazadores federados, así como con los censos a pie, la contabilización de codornices escuchadas y también la recogida de muestras biológicas a través de un sobre, con 5.000 cazadores en toda España y la recogida de cerca de 50.000 alas.

Subrayó la incidencia que genera el cambio climático en la materia, ya que pese a que entren las mismas aves procedentes del Sahel en su migración, la ubicación habitual en las provincias de Burgos, León, Palencia y Soria es distinta. Y es que, las altas temperaturas hacen que suban a la alta montaña, por lo que “muchas veces no quiere decir que sea una mala temporada por la escasez de codornices, sino que las ubicaciones de búsqueda han variado”, aseveró, por lo que pide prudencia, aunque existan buenas condiciones de conservación y de hábitat tras el trabajo y los resultados del Proyecto Coturnix.

 
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