La historia del cañonazo de las fiestas de Aranda: ¿por qué se llama así?
Lo repasamos con Máximo López Vilaboa

Máximo López Vilaboa repasa la historia del tradicional Cañonazo anunciador de las fiestas patronales de Aranda, así como de la Ofrenda de Flores a la patrona, la Virgen de las Viñas
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Aranda de Duero
El estallido propio del comienzo de las fiestas se manifiesta de manera muy visible y sonora durante la celebración del Cañonazo, en la víspera del día de la Virgen de las Viñas. En la programación festiva de 1866, es decir hace 158 años, se indica lo siguiente respecto al sábado: “Día 8: A las 12 de la mañana, un disparo de cañón, repique general de campanas y algunos voladores, anunciarán el principio de las funciones”. Los voladores son cohetes, y se habla de funciones en plural porque se refiere a las funciones religiosas y profanas.
Más información
Tenemos un testimonio de valor incalculable de cómo se desarrollaba el Cañonazo en los años finales del siglo XIX. Lo tenemos gracias al testimonio de Santos Arias de Miranda y Adelfo Benito en su libro “Cosas del siglo pasado”, publicado en 1936 y en el que recogen estos dos curiosos personajes, amigos de infancia, sus recuerdos de cuando eran niños. Santos Arias de Miranda era el hijo de Don Diego, al igual que su padre también fue diputado en los primeros años del siglo XX. En su libro incluyen un subcapítulo titulado precisamente: “El Cañonazo”.
Un cañón de verdad
Nos damos cuenta que el cañonazo no es, como ahora, algo metafórico como algo que asemeja el estruendo de un cañón. Estamos hablando de un cañón de verdad, además se le daba un aspecto militar con la presencia de alguno de los antiguos uniformes militares que conservaban algunos arandinos de los más mayores.
No debemos olvidar la gran conflictividad del siglo XIX con las guerras carlistas y la más lejana Guerra de la Independencia. Por eso los más mayores habían utilizado la pólvora y les gustaba sacar sus apolillados uniformes para esta ocasión festiva. Nos lo narran así: “Son las doce menos algunos minutos, a la hora en punto ha de verificarse lo que pudiera llamar la ceremonia tradicional del cañonazo con que empiezan las ferias. Es un festejo del que no participa el público en general. Como casi todos tienen sus quehaceres, están entretenidos en ellos y sólo los estudiantes en vacaciones, los desocupados y los chicos que siempre han de estar en medio, son los que andan por la acera a la hora de sonar. Gente hay mucha”.
En 1913 se anunciaba así el Cañonazo: “A las doce en punto de la mañana, un repique general de campanas, multitud de voladores y la música y dulzainas que recorrerán la población, tocando animados pasacalles, anunciarán el principio de las fiestas”. De 1922, de hace 102 años, se nos anuncia así: “A la una de la tarde, en la Plaza Mayor, disparo del acostumbrado cañonazo, cohetes y la banda de música dirigida por Celerino Zapatero”.
En los años 60 se anunciaban 12 cañonazos como si fueran campanadas de la hora en que comenzaban las fiestas. Así, en el programa de fiestas de 1968 podemos leer: “A las 12 de la mañana, repique general de campanas y disparo de los doce clásicos cañonazos”. Desde los años 70 hasta 1996 el pregón se pronunciaba durante el Cañonazo, dado que era algo que apenas se escuchaba se trasladó a la víspera, haciéndolo coincidir también con la imposición de bandas.
Lo que ha sido una constante es la salida de música desde la Plaza una vez que han comenzado las fiestas. En cada momento histórico: La Banda de música municipal, los Dulzaineros o las charangas de las peñas.
Desde los años 20 van acompañando a los gigantones y los cabezudos. De ahí que también se idease esa popular canción: “Bailad, bailad, gigantones, / Las fiestas de Aranda van a comenzar / Ha sonado el cañonazo, / Repican a gloria, ¡cantad!” En ese “Repican a gloria” se está refiriendo al toque de campanas de las iglesias durante el Cañonazo, Era el propio de Gloria, como era propio en una fiesta de alegría como la de la Virgen de las Viñas.
La gran aglomeración de gente durante el cañonazo hacía que estuviese presente la policía local, creada en 1924, de la que ahora se ha cumplido el centenario. Esto despertó la imaginación de los arandinos a la hora de dedicar también a los policías una coplilla muy popular de nuestro cancionero popular: “Mira, mira el Lolo, / mira, mira el Cabo, / mira el Tartabica, Cabillo y Santiago. / Mira, mira el Negro, / Tariti también, / mira el Vinagrero / y el jefe José”.
En esta canción se está nombrando mediante apodos a la plantilla de la policía local de Aranda que estuvo bajo las órdenes de José Forcada Fernández, nombrado jefe de la policía en junio de 1927.
La Virgen sube a la carroza a esa hora
Mientras está sucediendo esto en la Plaza a las 12 de la noche, durante la mañana del sábado también hay movimiento en el Santuario de la Virgen de las Viñas. Tras una misa que se celebra en la ermita, muy a primera hora, se cierran las puertas y en un ritual repetido durante siglos se va a proceder a vestir a la imagen de la Virgen de las Viñas con el traje que, según la tradición, regaló la Reina Margarita a la patrona de Aranda en los primeros años del siglo XVII.
Es el testimonio agradecido por la curación del príncipe, de tan solo 5 años y que, con los años se convertirá en el Felipe IV. También será entronizada en la carroza donde va a procesionar al día siguiente. Esta carroza hay que enmarcarla en la teatralidad barroca propia de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Según figura en su interior debió de construirse en 1756. Es probable que fuera un trabajo encargado por el Concejo de Aranda, por el gran protagonismo que tiene en la misma el escudo de la villa. Este escudo, en el que figura el célebre puente con tres ojos, sirve también para orientar al que conduce la carroza desde el interior. Una persona con un pañuelo blanco, camina frente a la carroza y sirve de guía indicándole si debe girar a derecha o izquierda, o por el contrario, continuar de frente.
Los gallos
Esa misma mañana del sábado, la del Cañonazo, se procede a cambiar los lazos con la bandera de España de los gallos que hay junto a las campanas de la espadaña del Santuario de la Virgen de las Viñas. Son un símbolo de Aranda y en las fiestas patronales de 2011 el pin que se saca cada año con un motivo distinto estaba dedicado a estos gallos.
La charla al completo se puede reproducir en el audio superior.




