SOS de Ajupareva: menos de 1.000 euros en la cuenta y las adicciones van en aumento

Valladolid

La Asociación de Jugadores Patológicos Rehabilitados de Valladolid, conocida como Ajupareva, vive un momento crítico. Tras 34 años de ayuda y lucha contra la adicción al juego en la ciudad, se ven ahogados por la falta de fondos. A penas les quedan 1.000 euros en la cuenta y con ello no pueden hacer frente al pago de los profesionales responsables de la recuperación de sus socios.

Ángel Aranzana, su presidente, ha explicado que pese a recibir ayudas de la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de Valladolid y la Diputación, el total de todas ellas sumado a lo que aportan los socios no da para cubrir los gastos.

Piden una mayor colaboración para que esta asociación fundada en el año 1990, por el Doctor Blas Bombín Minguez, pueda continuar funcionando con su actual equipo técnico, formado por un psiquiatra, tres psicólogas y dos trabajadoras sociales.

Aumento en las adicciones

Esta situación se suma al aumento de personas adictas al juego. En lo que va de año ya han atendido al mismo número que en todo 2023, a 120 familias afectadas por esta problemática. De media actualmente atienden a entre 10 y 12 familias de forma mensual. Recuerda que las nuevas tecnologías son una puerta abierta a un peligro que está disponible 24 horas al día. Desde la asociación llevan años notando un aumento de personas que se han inscrito en páginas de juego online.

La adicción a las pantallas también complica esta situación, ya que es una de las más presentes en nuestra sociedad de hoy en día. Su popularidad se debe a que la persona recibe una respuesta positiva con su uso, que hace que se pierda el control sobre ella y sea imposible abandonarla.

Ajupareva, amplió en 2020 sus servicios para incluir las adicciones a internet, videojuegos, móviles o redes sociales, entre otras tecnologías, ya que cada vez se encontraban con un perfil más joven, llegando en algunos casos a presentarse la ludopatía en menores de edad.

Esta adicción, que no lleva ninguna sustancia asociada, se agrupa en los trastornos por déficit de control de los impulsos y no se contempla en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), que sí refleja el problema concreto de la adicción a los videojuegos, ni en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS.