El obispo de Burgos y la parábola del hijo pródigo
Mario Iceta asegura que la solución al conflicto con las monjas de Belorado es que regresen al seno de la Iglesia Católica
Burgos
El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, alude a la parábola del hijo pródigo para expresar su deseo sobre el conflicto judicial con las monjas de Belorado, antes que obtener del juzgado una sentencia de desahucio del convento de La Bretonera.
Mario Iceta asegura que preferiría que las religiosas que han abandonado la disciplina de la Iglesia Católica, volvieran a ella, sin esperar a que se resuelva la demanda, de la que sospecha tardará en resolverse por el trabajo que acumula el juzgado de Briviesca.
El Comisario Pontificio, para este caso de cisma en la Iglesia, desconoce el estado de las monjas, aunque a las más mayores sabe que se les prestan cuidados, y los gastos corrientes los sigue abonando el arzobispado. Los servicios jurídicos llevan el tema, subraya Iceta, que mantiene reuniones quincenales con ellos, pero asegura que no hay ninguna novedad sobre lo ya conocido de este conflicto.
''A día de hoy no tenemos ninguna novedad, no tenemos noticias, los gastos corrientes que eso ya son recurrentes, no hay ninguna factura nueva, no he contado cuánto es por eso no me atrevo a decir una cifra porque no lo sé, está en el orden de las cifras que hemos dicho en otras ocasiones o sea no hay aumento de gastos''.
''Desde la última vez que estuve con ustedes no tengo mayor información, desconozco los tiempos judiciales, desconozco cuál es la situación del juzgado, eso está en manos de los servicios jurídicos, yo no soy jurista y no me aventuro a darles datos que desconozco''.
''Yo me reúno cada quince días una hora con el equipo a ver si novedades y la última reunión fue la semana pasada y no había novedades, por eso digo que no les puedo dar cosas nuevas porque son los pagos recurrentes y hay una demanda presentada, no tenemos más información''.
En oro orden de cosas, el arzobispo de Burgos anuncia que la Conferencia Episcopal estudia un gesto de reconocimiento a las víctimas de abusos por parte de miembros de la Iglesia Católica, que considera no es la primera vez que pide perdón por estos hechos, y se alinea con el arzobispo de Madrid, José Cobo, que ha abogado por la reparación del daño causado por sacerdotes y religiosos.