Inmigrantes en la escuela
León
El lento pero inexorable deterioro de la escuela pública tiene muchas causas, pero una es la principal: el recorte de medios materiales y humanos desde hace casi dos décadas, con la excepción de los años de la pandemia, donde las prescripciones sanitarias obligaron a buscar distancia, rebajar ratios y contratar profesorado.
España es el séptimo país de la Unión Europea que menos gasto destina a políticas educativas, con el 4,4% del PIB. Solo por detrás quedan de Portugal (4,3%), Italia (4,1%), Bulgaria (3,9%), Grecia (3,8%), Rumanía (3,2%) e Irlanda (2,7%).Todas muy lejos de Bélgica y Suecia (ambas con un 6,3%), o Finlandia (5,6%). Son miles de millones anuales que explican , en buena medida, el estado calamitoso de los centros, la no sustituciones de bajas , las ratios brutales o , donde el descaro es norma, los barracones donde miles de estudiantes, siguen recibiendo clase.
A todo ello se une ahora la ausencia de políticas y medios para afrontar el fenómeno de la inmigración. Una marea que está regresando y que supone ya un porcentaje cercano al 30 % en muchos centros.
Estos niños se escolarizan por edad, sin tener en cuenta su formación previa, locura. No hay aulas de integración lingüística ni horas del profesorado para curar este obstáculo insalvable. Muchos de ellos vienen de países con modelo educativos muy deficitarios , o donde directamente no hay ninguno. Esa condena a los recién llegados hacen que en muy poco tiempo desconecten de las clases, del ritmo normal y se conviertan en un problema severo, aburriéndose y abandonando o convirtiéndose en elementos disruptivos que impiden a sus compañeros recibir una enseñanza normalizada.
No hay en estos datos ni un punto de xenofobia, ni racismo, lo juro por el alma de Mandela. Soy un firme convencido de la necesidad de integrar a toda esta humanidad que llega buscando un futuro mejor, y , que son imprescindibles para nuestro futuro . Pero silbar y mirar para otro lado no solo les condena a ellos y a sus oportunidades de futuro, sino que supone lastrar con demasiado plomo el derecho de todos a recibir una educación de calidad , y, lo que es peor, la defunción de la escuela pública como un motor de progreso individual y de justicia social.
Y nadie hace nada porque la escuela pública escolariza a más del 82% de los alumnos extranjeros, quedando la concertada exenta de la cuestión , por obra y milagro de una administración que siempre trabaja a favor de obra, de la Obra concretamente.