Elisa Orbañanos, cooperante de 'Save the Children': "Los gobernantes, con una simple firma, pueden cambiar la vida de millones de personas"
La vallisoletana nos ha hablado de sus experiencias profesionales como trabajadora de esta oenegé
Elisa Orbañanos, cooperante vallisoletana de Save The Children, nos habla sobre su experiencia profesional
Valladolid
¿Qué lleva a alguien a pasarse más de una década viajando a países en conflicto o en las que las condiciones de vida de su población son, en muchos casos de miseria absoluta? ¿A arriesgar incluso la propia vida para hacer la vida de los demás un poco mejor? En el caso de Elisa Orbañanos (Valladolid, 1985) todo tiene que ver con la vocación. No se trata de un sentimiento religioso o relacionado con la fe o, al menos no en el plano espiritual. Nada más acabar la carrera colocó la primera chincheta en el mapamundi en Perú. Y allí descubrió que le faltaban "ciertas capacidades técnicas" que adquirió al regresar a España para ampliar su preparación. Se dedica a identificar las necesidades reales sobre el terreno y poder elaborar después proyectos ajustados a esas necesidades.
Además de Perú, su pasaporte tiene sellos de Líbano o la República Democrática del Congo donde ha vivido "lo mejor y lo peor" de su experiencia profesional y "de la condición humana". Allí han transforma un centro de detención en una escuela. Un país "completamente destrozado por una guerra de intereses externos". Su siguiente destino es Costa de Marfil para trabajar en un proyecto dirigido a los niños que trabajan en condiciones de explotación recogiendo el cacao que después consumimos en nuestros hogares transformado en diferentes productos.
Reconoce en estos años situaciones tensas pero recuerda que ella tiene siempre a mano el pasaporte para poder regresar "si las cosas se ponen feas". Pero en el terreno deja a compañeros que no tienen esa opción.
"Un simple 'clic' puede cambiarlo todo"
En la entrevista emitida en 'Hoy por Hoy Valladolid' ha hablado sobre sus motivaciones para afrontar este trabajo y así, ha explicado que ella no ha podido "nunca" "dejar de ver la realidad" para explicar por qué se ha decidido actuar cuando otros miran o, en el peor de los casos, deciden que los problemas que viven otros es mejor esconderlos debajo de la alfombra. Y lo achaca a su educación y formación. Elisa es tajante al asegurar que el ser humano es "increíble" porque es capaz "de lo mejor o lo peor sin salir de la misma habitación".
También ha reflexionad sobre la capacidad de cada individuo para cambiar su entorno, más cercano o no. En este sentido ha indicado que "una opción propia o ajena puede cambiarlo todo" y ha añadido que el conocido 'efecto mariposa' tiene un alcance mucho más próximo del que pensamos, algo que ha resumido con otra frase: "un simple 'clic' puede hacer que todo sea distinto para muchas personas que no conocemos".
Otro elemento con el que hay aprender a lidiar es la sensación de "impotencia" ante la imposibilidad de resolver todas las situaciones a las que se enfrentan. Reconoce que siente "muchísima frustración" algo que nota "cada vez más". Porque es perfectamente consciente de "hay soluciones pero por intereses económicos" las cosas "no se resuelven".
Y luego está la realidad que experimenta cuando vuelve a casa y comprueba qué es lo que le preocupa a la gente. Y entiende que esas inquietudes que para otros ni siquiera existen son más entendible que la "hipocresía" de quienes "se van de vacaciones" a uno de estos países y dicen que "los niños son felices con poco" pero, al mismo tiempo, asume que falta "educación emocional" desde la escuela para que "sepamos gestionar frustraciones, relativizar emociones y ser más conscientes de lo que pasa".
Por último deja un mensaje para todos los que, en el fondo, somos afortunados. Elisa sostiene que "no somos conscientes de la suerte que tenemos" al vivir en un estado de bienestar con "sanidad y educación universales" y destaca que hay gente que viene "de otros países europeos o del continente americano" y que comprueban "cómo vivimos aquí".
Mario Alejandre
Cuenta lo que pasa en Valladolid y en Castilla...