"En mi pueblo hay calles donde los coches se acumulan hasta un tercer piso"
Valencianos que viven en Ávila y abulenses en Valencia viven con angustia lo sucedido estos días
Jaime Vilar, un valenciano en Ávila
Ávila
La provincia de Ávila no es ajena a lo que ha sucedido en Valencia durante estos días con la fuerza del agua, llevándose coches y casas y acabando con la vida de casi un centenar de personas. Valencianos que viven en Ávila o abulenses residentes en Valencia viven con preocupación lo ocurrido en esta zona de España.
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Jaime Vilar es valenciano de la localidad de Benetúser, una de las más afectadas. Lleva viviendo y trabajando once años en la capital abulense. Sus padres, familiares y amigos siguen viviendo en este municipio. Todos están bien, pero lo que le cuentan no tiene parangón con lo vivido anteriormente allí. "Anoche pude por fin hablar con mi hermano que está con mis padres y lo que me comentó bastante dantesco, como si hubiera pasado un huracán de fuerza 5 o un tsunami" dice.
Coches destrozados
Un destrozo evidente en los vehículos. "Si en el pueblo había 10.000 coches, por lo menos 9.000 estaban destrozados. Vio como se los llevaba el agua con gente dentro. Todas las calles tienen coches apilados y algunos lugares llegan hasta la altura del tercer piso. Me dijo que estaba conmocionado por lo que había visto". Sus padres viven en un cuarto piso y el agua no llegó hasta esa altura.
Siete años lleva viviendo en Valencia la abulense María Martín. El casco urbano de la capital levantina no se ha visto tan afectado por los destrozos, pero la ciudad está rodeada por los pueblos damnificados. "Alrededor, mires donde mires está todo destrozado" dice. Su esposo pudo regresar de su puesto de trabajo en una nave ubicada en el Polígono de Ribarroja que está destrozada. "Ha quedado para tener que construirla de nuevo"
María Martín, abulense que vive en Valencia
"Tuvo suerte porque una de las salidas que cogió del polígono estaba bien. Sus compañeros cogieron otra y ya no pudieron regresar a Valencia. Pasaron la noche en los coches y tuvieron que regresar a sus casas andando" añade María.
En la ciudad los problemas se centran ahora en los suministros y productos de primera necesidad. "Los supermercados recuerdan a los de la pandemia, están completamente arrasados. La gente no habla de otra cosa. Ves por la calle a la gente que se ha venido de los pueblos inundados, llenos de barro, a comprar lo imprescindible". Una situación complicada, ya que "a las 9:15 de la mañana los supermercados estaban sin agua, sin carne, sin pan de molde. La gente tiene miedo al desabastecimiento" dice.
Luis Sánchez
Licenciado en Ciencias de la Información por...