La madre de las hijas del acusado: "Tenía matices, pero no pruebas"
El empresario zamorano se enfrenta a una pena de 54 años de prisión por abusar de seis menores, amigas de sus hijas, entre 2017 y 2022
Segundo día de juicio en la Audiencia Provincial, donde durante esta semana se juzga el posible caso de agresión sexual a seis menores por parte de un conocido empresario de Villaralbo que responde a las iniciales P.F.R y que se enfrenta a una pena de cárcel de 54 años. Tras una primera jornada ayer en la que las denunciantes, en el momento de los hechos menores de edad, relataron los abusos vividos en la casa del acusado, hoy le ha tocado el turno a los testigos indirectos: las madres de las jóvenes.
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El tribunal, dirigido por José Antonio Vega, presidente de la Audiencia de Salamanca –hay que recordar que los magistrados de la Audiencia Provincial de Zamora fueron recusados por conocer el asunto desde el inicio del proceso-, escuchó ayer cómo las niñas, ahora mayores de edad salvo una, describieron como un auténtico depredador sexual al empresario de Villaralbo. Este martes, le ha tocado el turno a las madres, que han corroborado el estado de ansiedad y malestar que referían las menores tras las fiestas de pijamas en las que, supuestamente, se producían las agresiones sexuales, siempre bajo la excusa de darle un masaje a las posibles víctimas y, en muchos casos, aprovechando que las adolescentes se encontraban en estado de embriaguez, ya que el propio acusado les proporcionaba alcohol, de acuerdo con el testimonio de una de las jóvenes.
Las menores padecen ansiedad y actitudes compulsivas
Entre los testimonios que se han escuchado hoy destaca el de una de las madres de las niñas, que asevera que desde que comenzaron los supuestos abusos, y tras conocerse públicamente la denuncia, su hija padece fuertes ataques de ansiedad, se autolesiona y continúa culpándose por lo acaecido.
Una actitud, la de vergüenza y de culpa, que es habitual en las víctimas de pederastia, especialmente cuando había una relación tan cercana con el agresor. De hecho, otra de las madres especificaba que el acusado era un tío para su hija debido a la cercanía que había entre las familias. De hecho, esta confianza recíproca que había entre los progenitores sería el principal pretexto del que se habría servido el empresario para acceder a las menores y obligarlas a guardar silencio. En los testimonios recabados por el tribunal esta mañana, las madres de las menores afirmaron no tener indicios de lo que estaba sucediendo en esas fiestas de pijamas organizadas por las hijas del acusado. Sólo en los momentos previos a la denuncia, motivada por un caso de maltrato animal que fue la gota que colmó el vaso, algunas de las madres comenzaron a conocer indicios de lo que podría estar sucediendo. Una de las testigos de hoy declaró que su hija presentaba episodios de ansiedad y nerviosismo tras las últimas visitas a la casa del empresario antes de que todo saliese a la luz.
Indicios, pero no pruebas
Igualmente, la madre de las hijas del acusado testificó en sede judicial que estas le habrían comunicado "matices" sobre el comportamiento de su padre con el resto de sus amigas, pero no les dio mayor importancia al considerar que estos relatos no tenían el "suficiente peso" para intervenir.
La exmujer del encausado señaló que tras la denuncia sus hijas le confirmaron que este abusaba de sus amigas con la excusa de darles un masaje. De hecho, uno de los abogados de la acusación quiso recordar que en el proceso de divorcio entre el posible pederasta y su exmujer, que se remonta al año 2011 y es anterior a los hecho aquí juzgados, se presentó por parte de la exmujer del empresario un informe pericial sobre posibles abusos sexuales a una de sus hijas, pero el juez desestimó la prueba. Tampoco quiso aceptarla el tribunal que juzga este caso por considerarla ajena a este proceso y que afecta a la hija del acusado, que ya es mayor de edad, y que ni ella ni su hermana se han presentado como víctimas de estas supuestas violaciones que habrían afectado a seis de sus amigas entre el año 2017 y el 2022, cuando estas niñas tenían entre 11 y 14 años.
Por otro lado, la defensa, en su turno de preguntas, encaró sus preguntas con la intención de destacar que las hijas del acusado tenían una mala relación con su padre y esto podría haber motivado la denuncia.
El abogado defensor insistió en que estos hechos podrían tener relevancia, pero fue el presidente del tribunal, José Antonio Vega, el que clarificó la pregunta, apuntando a que esta era la intención de la defensa: la de preguntar sobre el hecho de que una posible mala relación entre las hijas del acusado y este pudiera haber motivado un deseo de venganza por parte de estas hacia él.