La menores violadas presentan estrés postraumático compatible con abusos sexuales
La psicóloga de la Oficina de Víctimas de Violencia rechaza que las declaraciones de las jóvenes tengan similitudes con denuncias falsas
Zamora
Tercera jornada del juicio en el que un empresario de Villaralbo, de iniciales P.F.R., se enfrenta a 54 años de prisión por, supuestamente, haber abusado sexualmente de seis menores, amigas de sus dos hijas, entre los años 2017 y 2022. El acusado, que se encuentra en prisión provisional desde febrero de 2022, se habría servido de la confianza con las familias de las niñas para agredir sexualmente de forma reiterada a las denunciantes, que en el momento de los hechos tenían entre 11 y 15 años. Esta mañana les ha tocado el turno a los peritos y testigos expertos que han aportado su testimonio al tribunal, presidido por Antonio Vega Bravo, presidente de la Audiencia de Salamanca después de que los magistrados de la Audiencia de Zamora fueran recusados por el imputado por conocer el asunto desde el inicio.
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Jornada crucial en la vista, ya que hoy han pasado por el tribunal los peritos y testigos expertos, psicólogos que han tratado a las menores desde que estalló el caso en febrero del año 2022. La primera en declarar ha sido la psicóloga de la Oficina de Víctimas de Delitos Violentos de Zamora, encargada de tratar a dos de las menores que supuestamente habrían sido violadas de forma reiterada por el industrial zamorano. La profesional en este caso llegaba como testigo perito o testigo experto al no haber realizado informe escrito, según las palabras del presidente de la Audiencia. En cualquier caso, su testimonio adquiere especial relevancia por ser una profesional acreditada, la primera en tratar a las menores desde que se denunciaron los hechos.
Insomnio, hipervigilancia y vergüenza
Una declaración en la que la psicóloga confirmó que dos de las víctimas presentaban estrés postraumático compatible con abusos sexuales. Las dos pacientes, una de ellas todavía menor de edad, presentaban tristeza, apatía, insomnio, hipervigilancia, vergüenza al revivir los hechos o pensamientos irracionales, mayoritariamente negativos, sobre su autopercepción y también las personas que las rodeaban.
Síntomas que afectarían a sus relaciones sociales y que podrían explicar la conflictividad, según declaró la testigo perito, que estas niñas presentaban con sus padres durante los años en los que se produjeron los supuestos abusos sexuales. Asimismo, la profesional confirmó que las dos menores tratadas le relataron episodios de violaciones y le confesaron que al comenzar a sufrir estos hechos no se atrevían a hablar con nadie, ni siquiera entre ellas, pero posteriormente las niñas sí se apoyaron las unas en las otras contándose lo que padecían cuando acudían a las fiestas de pijamas que celebraban las hijas del acusado en la casa de este.
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La defensa, que destacó que esta evaluación no venía acompañada de un informe pericial escrito, preguntó sobre la posibilidad de que el estrés postraumático se desarrollase sin marco temporal fijo. Algo a lo que la experta en psicología especificó que así podía ser. Es decir, que no es extraño que en casos de abusos sexuales a menores las víctimas desarrollen el trauma en fechas posteriores a haberlo padecido, incluso años después. Y añadió que este proceso, en el que las jóvenes han tenido que revivir lo sucedido, puede haber afectado negativamente a su proceso de recuperación. Igualmente, precisó que las declaraciones no tenían que estar cargadas de expresión emocional, es decir de lloros y lamentos, para que estos dispongan de plena credibilidad. Matiz realizado por la testigo perito a preguntas de la acusación.
No guardan similitudes con las denuncias falsas
También el presidente de la sala, el juez Antonio Vega, quiso aprovechar para preguntar a la psicóloga sobre casos similares. El magistrado quiso saber si la actitud de las menores era similar a la de otros casos tratados por la Oficina de Víctimas en las que los denunciantes simulaban agresiones que luego se probaron falsas. A este respecto, la psicóloga rechazó que haya similitud en el comportamiento de las jóvenes con casos de denuncias falsas, puesto que en ese tipo de casos los denunciantes que simulan suelen rechazar la asistencia psicológica para evitar ser descubiertos. En este caso, en cambio, las menores han seguido un proceso prolijo en el que esta profesional concluye que sus síntomas coinciden plenamente con un estrés postraumático motivado por haber sufrido abuso sexual.