Opinión

La otra cara del buenismo

La Firma de Guillermo Flores

"La otra cara del buenismo", la Firma de Guillermo Flores

Palencia

¿A alguien puede parecerle mal que el gobierno destine 10.600 millones a esas personas y empresas que tienen que reconstruir por completo su vida, que lo han perdido todo? ¿Verdad que no?

¿Puede estar alguien en desacuerdo con que se invierta más en sanidad pública o en enseñanza? ¿No es justo que la sociedad ponga dinero para proteger a las personas desfavorecidas, enfermas o a las que no encuentran trabajo y se les garanticen las necesidades básicas que no le deben faltar a ningún ser humano? ¿No es de justicia que entre todos acojamos a las personas que huyen del hambre o de la guerra poniendo recursos económicos también? ¿Y que nuestros pensionistas ganen más y tengan mejor calidad de vida?

Seguro que nadie esta en desacuerdo con que nuestros impuestos vayan al sitio adecuado. Otra cosa es que no estemos de acuerdo con la cuantía de esos impuestos, en qué se emplean y que salgan siempre del mismo sitio, pero ese es otro tema.

Hoy lo que quiero destacar es que ese buenismo que nos inunda hace que aparezcan los profesionales de la trampa y el escaqueo, del engaño y de la mentira. Está pasando ahora incluso con la DANA, saqueos en supermercados, robos en viviendas, falsas ONG, estafas…

Estoy oyendo que a los damnificados, para acceder a las ayudas económicas se les va a facilitar la gestión al máximo, mínima burocracia, no puede ser de otra manera. Y estoy convencido de que esta operativa será aprovechada por algunos impresentables que buscarán la trampa para beneficiarse, parece inevitable.

Ocurre igual con el resto de ayudas y subvenciones, el propósito es bueno, pero los beneficiados no siempre son los correctos. Damos por bueno que a pesar de que muchos nos engañen o lo usen inadecuadamente, se favorezca a tantas personas que lo necesitan realmente. Se me ocurre, por ejemplo, que el subsidio de desempleo se creó para que una persona estuviera cubierta mientras encontraba otro trabajo, sin embargo, muchos se lo toman sistemáticamente como un descanso cada vez que acumulan este derecho. O personas que siguen trabajando en B para seguir beneficiándose de algún subsidio o subvención.

Yo, a pesar de algunas malas experiencias, sigo confiando en las personas, sigo pensando como Summers que “to er mundo e güeno”. Y todo el mundo no lo somos, o al menos no somos honestos, porque falsas y largas bajas médicas conocemos todos y empresarios que evaden impuestos también.

Ahora viene el buenismo de la reducción de la jornada laboral que llega apoyado en que el trabajador rendirá más, cuando absolutamente todos sabemos que no será así. En EE.UU, allí donde empieza todo, se esta desmontando el teletrabajo, incluso en las tecnológicas, más rápido que inmediatamente, será porque en casa se rendía más…