Los canales del coronel
La opinión de Ángel Santiago Ramos (7/11/2024)
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La propiedad de una céntrica librería de la capital leonesa decidió esta semana invadir su escaparate con decenas de ejemplares del último libro del coronel Pedro Baños. Nacido y criado en el barrio leonés de El Crucero, este militar ya en la reserva llegó a ocupar inexplicablemente la Jefatura de la Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo del Ejército Europeo.
Hoy Pedro Baños es un conocido agitador en las redes sociales que lleva más de una década dedicado en cuerpo y alma a propalar algunas de las teorías conspirativas que difunden en programas de tv basura, digitales y plataformas vinculados con la extrema derecha española y europea.
Colaborador habitual de los programas televisivos de Iker Jiménez, siempre bien rodeado de invitados visionarios de realidades paralelas ajenas a la ciencia. Aparte de fabricar libros de escaso rigor literario y científico, Baños también ocupa el tiempo en su canal de YouTube, en el que ejerce de predicador y realiza entrevistas a compadres de la talla de Alvise Pérez o Rubén Gisbert. Si tienen curiosidad por la vida y obra de estas dos prendas, pinchen sus nombres en Google y verán el nivel intelectual que se gastan los invitados y el susodicho.
Periodistas e informadores de prestigio lo relacionan al coronel desde hace tiempo con círculos de intereses políticos cercanos al Kremlin. Sin duda, sus teorías y manifestaciones públicas han estado más cerca de las políticas de Vladimir Putin y la Federación Rusa que de las posturas e intereses occidentales y atlánticos. Así se observa en sus posturas respecto a la guerra en Siria, a la invasión rusa de Crimea y en la tibieza con que se posicionó en la actual ocupación de Ucrania.
Debe estarle agradecido el gobierno ruso para que en el invierno del 2020 fuera uno de los ilustres invitados a un almuerzo de la embajada soviética en Madrid.
Baños aparte, yo preferiría que los escaparates de las librerías se llenen de literatura en lugar de promocionar textos de autores sin gusto por el buen uso de la palabra y sin el debido respeto por la verdad.