La no efectividad de las alertas meteorológicas
La firma de Jorge Bermejo
La firma de Jorge Bemejo "La no efectividad de las alertas meteorológicas"
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Aranda de Duero
Ahora que todos hemos visto las devastadoras consecuencias de la DANA que ha azotado Valencia, nos tenemos que preguntar por la poca efectividad de alertas meteorológicas.
Está claro que en el caso que nos ocupa en cada minuto de estos días, las alertas no fueron como debían, ni con la contundencia que deberían haber sido para poner en alerta a la ciudadanía con lo que parecía que iba a suceder, por lo visto se preveían unos 150 litros/m2 (que ya es una barbaridad), aunque luego la naturaleza hizo de las suyas y multiplicó esa cifra, llegando a los 500 litros/m2 en zonas muy concretas.
Parece que los que saben, sabían que se podía montar una gorda, pero desde luego, no de las dimensiones que ha ocurrido realmente y que a todos nos ha dejado completamente noqueados. Y a los que les ha pillado de cerca totalmente destrozados psicológicamente y perdiendo todo o casi todo.
En lo que quiero poner el foco es como nos tomamos los ciudadanos las alertas meteorológicas que en ocasiones nos llegan…
Voy a ser muy sincero, yo soy de lo que no hago ni puñetero caso a este tipo de alertas. Y no las hago caso porque en mi particular serie histórica, casi siempre, cuando han dicho que va a llover o nevar muchísimo, la cosa se queda una mariconada, con perdón de la palabra.
Y cuando pasa eso, lo que uno hace es normalizar que en ocasiones un organismo competente lanza una alerta y que se hace probablemente para no comerse responsabilidades o que estas sean las mínimas. El problema de hacerlo así, a la mínima que llueve o nieva de más, es que se crea el precedente de que cuando una alerta, de verdad es una alerta seria no se le haga caso, porque en el 99% de las ocasiones anteriores la cosa se quedó en mariconada y la sensación es que habían exagerado más de la cuenta para curarse en salud.
En todo esto una gran parte de culpa la tienen los medios de comunicación, porque estas cosas tienen una audiencia fija bastante sólida y porque si una alerta de estas pilla cuando hay poco que contar, se ceban excesivamente dando una importancia más grande de la que realmente tiene. Y eso ayuda a que veamos las alertas como un mero negocio para la prensa en vez de servir para lo que deben de servir.
Dicho todo esto y poniéndome de ejemplo, porque ya he dicho que no dejo de hacer ningún plan previamente establecido por una de estas alertas, habría que dimensionar de forma clara que tipos de alerta deben de lanzar los organismos competentes y como deben de ser las alertas que de verdad son serias, como la que se debía de haber difundido pocas horas antes de la desgracia ocurrida en Valencia.
A mí, desde luego, si esa tarde hubiera estado puesto en mi agenda ir a Centro Comercial Bonaire, como hice justamente una semana antes, puesto quedé allí a cenar a las 20:00 h con un proveedor, me hubiera pillado de lleno la riada, porque como digo, y basándome en mi experiencia histórica, casi nunca ha pasado nada.
Asumo mi responsabilidad, o mejor dicho, mi irresponsabilidad porque hasta el día de hoy he oído cientos de alertas y no he tenido que cambiar ningún plan, excepto cuando apareció Filomena.
Por eso es importante que se dimensionen bien el tipo de alertas, que las difunda el organismo competente de forma seria y que no se les deje a los medios de comunicación que sean los comunicadores de estas, porque entonces muchos pensaremos que la cosa no va en serio.
En los tecnológicos tiempos que vivimos, todo el que tiene uso de razón tiene un teléfono en su bolsillo y estoy seguro que se puede enviar una alerta que de verdad sea seria y que acojone a todos los teléfonos que estén en una determinada zona de peligro. Y que eso lo haga el organismo competente.
Jorge Bermejo
CEO de Norteña.