El obispo y el capellán fascista
Ángel Santiago Ramos
León
El obispo de León se une al grupo de diócesis españolas que colaboran, y digo colaboran, en las misas de homenaje al dictador Francisco Franco que se celebran cada año con ocasión del aniversario de su muerte.
Los motivos señalados en la nota de prensa difundida por el obispado para permitir una misa que terminaría siendo un acto de exaltación fascista no dejan en buen lugar a la máxima autoridad religiosa. Ni desde el punto de vista de la defensa de los valores democráticos, ni tampoco de los principios de la dignidad cristiana. El acto contraviene la Ley de Memoria Democrática y mancha la reputación de la diócesis.
El prelado Luis Angel de las Heras conoce bien los viciados discursos del sacerdote de la parroquia de Villamunío que, en esta ocasión, vino a actuar de oficio en la misa falangista, en otro 20 de noviembre. La Iglesia de Santa Marina ha servido no a los intereses religiosos, sino a las intenciones conocidas de un grupo ultra en el que está involucrado el propio oficiante de la ceremonia.
Como era de prever, la presencia de Dios en la iglesia de Santa Marina no tuvo lugar. En manos del cura Jesús Calvo este altar se convirtió en un lamentable espectáculo de adoración a la dictadura franquista para regocijo de los camaradas presentes. Término con el que se dirigía a ellos durante el acto.
En su habitual tono bélico-político, bendijo una vez más el levantamiento nacional contra el gobierno de la República, resaltó el valor de los mártires y de los caídos por España, demonizó los males del liberalismo y se abrazó a la patria, la suya, como si esta fuera su religión más fiel.
Calentados los ánimos de los camaradas, que no fieles de la parroquia como dice la engañosa nota de prensa diocesana, la jornada la remataron entonando el Cara al Sol.
Como Poncio Pilato, el prelado de nuestra diócesis parece dispuesto a seguir lavándose las manos de cuantas fechorías siga cometiendo desde y en el ejercicio sacerdotal, Jesús Calvo.