De Peñafiel y con la música en las venas

Peñafiel

Hablar de música es hablar de Peñafiel. Una localidad en la que en cualquier fin de semana, casi sin quererlo, las charangas se hacen notar en las calles. En las dos formaciones de la localidad, La Nota y El Relamido, se hallan dos peñafielenses respectivamente que dedican su vida a la música. Diego Cordero y Pablo Santos.

Cordero tiene claro que la música es su vida. Por ello, estudió en San Sebastián este arte y nos atiende dentro de un ensayo. También es docente, y da clases. Todo en torno a la música. "Estoy todo el rato rodeado de música, si no es escuchando, es tocando. Y es una fortuna. Viene un poco de arraigo familiar porque mi padre era músico amateur y tocaba en la cofradía, en la charanga, y en la banda. Había un instrumento en casa y probamos. Al principio era una extraescolar más, pero luego me enganchó. Y lo bueno de la música es que estás rodeado de gente, haces amigos, y lo que empezó siendo un hobbie fue una decisión en serio", comenta.

En el caso de Pablo, además de tocar en varias formaciones, la docencia también es clave. "La música es mi vida y desde pequeño empecé a tocar en música. Estudié en el conservatorio, me vine a Madrid donde oposité e hice magisterio musical, y tenía claro que la música era mi vida y los niños me encantaban, así que lo encaucé por ahí. Para mí la música además de modo de vida, es mi pasión, y algo sin lo que no concibo mi día a día", reconoce.

La charla con ambos puede reproducirse en el audio superior.