Las excavaciones en la Mesa de Miranda reinterpretan el fin del castro

Ávila

El abandono del Castro de la Mesa de Miranda fue un hecho traumático y precipitado. Sus pobladores dejaron todo lo que estaban haciendo y se tuvieron que ir. Además, no volvieron. El Castro se congeló en el tiempo y nadie lo volvió a ocupar. Estas son las interpretaciones que los arqueólogos hacen de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la provincia tras las excavaciones que se han realizado durante este otoño.

Hacía 20 años que no se trabajaba en el Castro y ha sido el proyecto Terra Levis el que ha vuelto excavar en este 2024. "Se abren muchas preguntas que hay que intentar resolver. Conocíamos bastante bien el yacimiento. Pero el horizonte que se abre es mucho más prometedor de lo que cabía esperar. Nos estamos encontrando un complejo arqueológico extraordinario, con fases, con momentos congelados en el tiempo en el sitio arqueológico, que lo convierten en un espacio extraordinario" dice Juan Pablo López, uno de los codirectores de la excavación junto con Carlos Tejerizo.

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En el espacio que cada mes dedicamos a la arqueología y al proyecto Terra Levis en Hoy por Hoy Ávila nos han explicado los resultados de estos últimos trabajos. "Antes pensábamos que se habían llevado los objetos valiosos, algo que pienso que debemos desmentir, puesto que nos han aparecido piezas de joyería como un par de anillos y un utillaje cerámico completo repartido por la estancia en la que hemos empezado a trabajar. Esto nos habla de un abandono traumático en un sitio en el que nadie vuelve durante los 2.200 años siguientes" añade Juan Pablo.

"Ahora hay que saber si ese último momento de ocupación corresponde al siglo II antes de nuestra era. Estaríamos hablando del contexto de las guerras celtibéricas y el inicio del dominio de Roma en esta zona. Sabemos que muchos de estos castros fueron abandonados en esta época. Y la gran pregunta es por qué no volvieron". A partir de ahí tendrán que proponer diferentes hipótesis sobre lo que sucedió.

"González Tablas (director de las últimas excavaciones en el castro) decía que las gentes que habitaban los castros en esta zona de la península fueron obligados a trasladarse al occidente salmantino y a partir de ahí surgieron los diferentes castros en la zona de las Arribes. Es una hipótesis, una teoría, que puede ser una línea de trabajo que podemos seguir para confirmar o desmentir estas afirmaciones" añade Juan Pablo.

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Trabajos que esperan puedan tener su continuidad en los próximos años. "Ya que hemos entrado después de tantos años, no estamos dispuestos a salir tan fácilmente" concluye Juan Pablo que recuerda también el valor social y económico que tiene el yacimiento para la zona. Además, cuentan con el apoyo de la Diputación Provincial y la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León.

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EL PALOMAR

Junto a la Mesa de Miranda está otro yacimiento posterior, el del Palomar, donde se ha llevado a cabo la tercera campaña de excavaciones. Este año se ha continuado trabajando en dos edificios y gracias a las dataciones con carbono 14 ya se sabe su datación. "Podemos afirmar ya que este sitio estuvo ocupado entre los años 600 y el 850. Algo muy relevante porque es el momento previo a la repoblación que se llevó a cabo en ese momento" dice Carlos Tejerizo.

Algo que supone un cambio sobre lo que se ha mantenido durante mucho tiempo. "Lo que demuestra es que en esta fecha ya había gente aquí, cuando hasta hace poco tiempo se pensaba que todos estos territorios estaban abandonados en esta época. Y esto quiere decir que estos fenómenos de repoblación deben de ser observados con otra perspectiva. Ya había gente, gente muy organizada porque gracias a los análisis del paleo ambiente sabemos como era el entorno natural. Y lo que hemos descubierto es que gestionaban el paisaje de forma muy compleja, similar a la que nos ha llegado hasta la actualidad" señala Tejerizo.

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Tanto en un yacimiento como en el otro, ahora llega el momento de analizar los objetos descubiertos, restaurarlos e interpretarlos. Un trabajo de laboratorio que también realiza nuestra colaboradora en este espacio, Carlota Muñoz como restauradora. Además están también pendientes de dataciones y del análisis de huesos descubiertos y enviados a un laboratorio en Miami.