Este Ribera gana al Rioja y a cualquiera
Partidazo del Tubos Aranda ante Logroño, que suma la tercera victoria seguida en el Manguán en un partidazo del cuadro amarillo
Aranda de Duero
El Tubos Aranda Villa de Aranda puede presumir de ser un vino peleón y dulce. El único que con esas características puede ser el mejor vino del mundo. Capaz de ganar al Rioja, por mucho que llegara más aireado. El cuadro ribereño se imponía con creces en un despliegue físico sin precedentes y un nuevo +2 de muchísimos quilates.
Ya el inicio fue muy positivo para un Aranda que, a pesar de que se precipitó en alguna contra, se sostuvo en ataque con los goles de Dalmau para dar la vuelta al marcador inicialmente abierto por Logroño (6-4). Minutos después llegaba la igualdad en el electrónico por parte del cuadro riojano, y por delante aún quedaba el otro ecuador del primer tiempo.
Empató Logroño, pero la reacción local fue nuevamente sensacional gracias a una defensa que estuvo muy acertada en todo momento (11-8) y un Dalmau que iba a lo suyo. Tiempo muerto riojano para cambiar la dinámica. Pero ahí estaba Rogonovs, muy crecido de cara a puerta en los ataques. El único pero, que aunque la defensa seguía altamente acertada, las imprecisiones en los pases imposibilitaron coger mayor distancia. Logroño buscaba acercarse, y Pau sacaba su mano.
Se mantenían las distancias, que pudieron ser superiores tras otra nueva exhibición de Pau y una bola directa a Rogonovs que sacó el guardameta visitante ante su lanzamiento y habría supuesto el +4. Con los visitantes merodeando el rebaje del marcador sin éxito por la buena acción local, se llegaba al descanso (17-14) tras una excelsa primera parte.
Imparables
El inicio de la segunda parte no fue la mejor. Falta de acierto arriba y parcial incontestable de los riojanos para ponerse por delante (18-19). Pero la reacción del equipo fue inmediata para darle la vuelta nuevamente (21-19). Fortaleza física -no parecía que hubieran jugado entre semana- y mental. Los visitantes no se iban del partido en todo caso, y volvían a poner las tablas. Y aún quedaban 15’ decisivos por delante.
La emoción estaba servida. Porque Aranda volvía a pisar el acelerador en una reacción de nivel e incluso teniendo inferioridades. Nuevo recital de la defensa, Teijón desde el siete metros, y de un equipo aguerrido (27-23). Nueve minutos aún. Qué cerca estaba. Tanto, que ya el partido que no se iba a escapar. Inconmensurable la portería, la defensa, el ataque, y sobre todo la afición. Incombustible, satisfecha, y feliz. Como para no. Con un equipo así, se va al fin del mundo. Nueve puntos y distancia con el descenso. Y que siga la fiesta. Y el brindis… con Ribera.
Jorge Alvarado
Periodista. Responsable Digital de la SER en...