Sociedad
Ecologismo

Greenpeace asegura haber colocado en el Museo de la Evolución Humana de Burgos una pieza falsa en una acción de denuncia

La organización ecologista afirma que también han conseguido entrar en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid y en el Museo arqueológico de Almería

Activistas de Greenpeace han colocado, presuntamente, una pieza falsa para denunciar el peligro de extinción de la agricultura familiar / Greenpeace

Burgos

Esta mañana del 3 de diciembre, activistas de Greenpeace han colocado en el Museo de la Evolución Humana, en Burgos, una pieza con un texto en el que se puede leer “Agricultura familiar ¿en extinción?”, según asegura la organización ecologista.

Se trata de una losa de piedra caliza con restos de pinturas rupestres de unos 20 x 30 cm, que representa a una familia de personas agricultoras y ganaderas trabajando la tierra. Una obra que denuncia el riesgo de que la agricultura familiar, de la que depende la sostenibilidad del medio rural y la alimentación futura de la población, se convierta en una pieza de museo.

Greenpeace en el MEH Burgos

Los activistas también se “han colado” e instalado una pieza similar en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid, Museo Arqueológico de Almería y en el Museo Arqueológico de Murcia.

El comunicado de Greenpeace sostiene que, actualmente, la agricultura familiar y social representa el 60% de la agricultura española, pero desde 2007, ha disminuido un 36%, dando paso a nuevos modelos de producción de agricultura altamente capitalizados y sin personas agricultoras.

Este modelo, ultra tecnificado, está concentrado en manos de grandes corporaciones agrícolas, y atañe problemas sociales, económicos y éticos vinculados con la pérdida de empleos rurales, a la concentración de la producción y distribución alimentaria, y la consecuente pérdida de soberanía alimentaria y de modos de vida en las zonas rurales, añade Greenpeace, para quien la agricultura familiar y social son aquellas pequeñas producciones comerciales que tienen una producción económica de entre 4.000 a 50.000 euros anuales. Esta pequeña agricultura es clave para un medio rural vivo en el que se preservan valores culturales y el conocimiento tradicional sobre el manejo de los agroecosistemas, fundamentales para la sostenibilidad social y medioambiental.

“La pequeña agricultura, que supone la gran mayoría en nuestro país, está desapareciendo. No queremos que estas personas, que producen alimentos y cuidan el territorio, se conviertan en una pieza de museo. Es urgente que se garantice la supervivencia de la agricultura familiar y social y la herramienta para ello es la ley de agricultura familiar. Pedimos al ministro Luis Planas que cumpla con sus promesas y lidere una Ley de agricultura familiar que defienda a las pequeñas producciones, que están desapareciendo por la falta de políticas públicas que las protejan frente al poder de la agroindustria y la gran distribución''.

''Si no se actúa ya y no se frena el acaparamiento agroindustrial y de fondos de inversión, en muy poco tiempo veremos a la agricultura familiar y social convertida en una pieza de museo”, ha afirmado Helena Moreno, responsable de sistemas alimentarios sostenibles de Greenpeace España.