Una verdura muy popular se encarece un 600 por ciento desde el campo hasta la cesta de la compra

Valladolid

Es una de las quejas, de las reivindicaciones históricas de los trabajadores del sector primario. Agricultores y ganaderos insisten una y otra vez en la petición de precios justos por sus productos, los que llenan nuestras despensas y son fundamentales para que podamos poner comida en nuestras mesas. Precios que sirvan para cubrir sus gastos y que corrijan las enormes variaciones que hay entre las cantidades que perciben por ello y lo que cuestan después en los supermercados y tiendas de alimentación. El IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino) que elabora cada mes la organización agraria COAG vuelve a ratificar unas desigualdades que lejos de corregirse, parece que cada vez son más graves.

En concreto, la 'estrella' del listado es una verdura que forma parte esencial de cualquier cocina. Por un kilo de cebollas se pagan en el campo 24 céntimos de euro. En las tiendas cuestan hasta 1,76 euros. Son siete veces más. O lo que es lo mismo una diferencia del 633 por ciento. A las cebollas les sigue la pista una fruta, la naranja: de 30 céntimos a casi dos euros cuando la colocamos en el carro o la cesta: seis veces y media más cara. Una situación similar a la de otro crítico: el limón. Por un kilo los cultivadores ingresan 38 céntimos. Si ese mismo profesional luego va a una tienda debe desembolsar 2,45 euros.

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Si la cebolla es la 'reina' de esta tabla, el ajo no le va a la zaga. De poco más de un euro en la parcela a casi siete en el mercado. La variación en un kilo de este bulbo seco se acerca al 500 por ciento.

También en la ganadería

Aunque algo más contenidas, las diferencias también existen en los principales productos de la ganadería. Así, el cerdo con una variación del 307 por ciento es el que ofrece peores cifras: De 1,59 euros en la granja a 4 euros el kilo en el mostrador de la carnicería. Después van el cordero, la ternera y el conejo. Los huevos y la leche de vaca cierran la lista con los porcentajes más bajos. Que tampoco es decir demasiado porque el brik que cuesta casi 90 céntimos, como litro de leche se paga a 45 céntimos.

Las organizaciones profesionales agrarias insisten en la necesidad de que las administraciones apliquen las regulaciones existentes y que a través de los organismos que se han creado al efecto estén vigilantes para poner coto al incremento de los precios que se produce -como han denunciado hasta la saciedad- en el proceso de distribución de sus productos.

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