Sociedad

"Vivíamos en un barracón y veníamos a Aranda a estudiar en un camión de leche"

Conocemos la historia de un joven criado en La Ventosilla que, tras una vida posterior de emprendimiento, se ha hecho líder en la gestión y promoción inmobiliaria. Un nombre muy conocido y reconocido por todos los seguidores de la SER

Viaje por la Memoria - Rubén Madrigal

Aranda de Duero

Cuando de niño, hace ya demasiados años, metieron el agua en cada una de las casas del pueblo, el camino a la escuela se hacía con dificultad y cierto riesgo. A las calles hasta entonces de tierra o, en el mejor de los casos empedradas, se les habían abierto las tripas para operarlas de avance y progreso, de calidad de vida y salud, de corrientes de higiene. Nunca habíamos visto entonces una casa o una habitación de ciudad, sólo en los santos de los libros jugábamos a imaginar como serían en las ciudades grandes y llenas de gentes. En la casa teníamos pozo con brocal para poder sacar agua y las habitaciones que compartíamos eran espaciosas, con el suelo de baldosas rojas que se limpiaban con clara de huevo para darlas lustre. Algunas sonaban al andar y, por la noche, había que hacerlo con cuidado para no despertar a los demás. Sobre todo por las que estaban cerca del cuarto del balconcillo desde el que se subía al desván que cuando sonaban provocaban un escalofrío de misterio y miedo.

Hoy, todo aquello ha cambiado en beneficio del confort. Ya cuesta ver en los pueblos calles sin asfalto o cemento y casi todas las casas tienen su calefacción; ya es difícil ver por la mañanas chimeneas que echan humo de la gloria o la cocina de leña. Es más, ahora ya cuesta encontrar casas que mantienen bajo su esqueleto el intrincado laberinto de las glorias. Son signos del cambio de hábitos y de necesidades, del urbanismo, de la construcción, del desarrollismo. En esta ocasión, hablamos en nuestro 'Viaje por la memoria' con Rubén Madrigal.

Una vida de granja

Acostumbrados a escucharle hablando de urbanismo, hoy nos detenemos en sus vivencias e historias. Que no son pocas. Y para conocerlo, para ahondar en los orígenes, hay que ir a La Ventosilla. "Nos hemos criado en una granja. Vivíamos en una especie de barracones para la gente que trabajaba en la granja, pero tienes buenos recuerdos de familia grande. Cinco hermanos, humildes, con poco dinero", relata Madrigal. "Ahí llegaron mis padres por trabajo. Era una forma de tener una casa. Siempre rodeados de campo, de trabajo. Nos sacaron a estudiar a todos fuera, que a mí me mandaron a un seminario y me pasaba el tiempo castigado porque no paraba de hacer lo que no debía, y me reía de los curas, y mira que uno de mis hermanos acabó de cura. Cuando pude me marché, e hice todo lo posible por no volver. Aranda para nosotros era como ir a Madrid ahora. Veníamos a estudiar montados en el camión de la leche, a oscuras, y en un camión Isotermo. Es muy peculiar", añade.

Madrigal, de niño

Madrigal, de niño / cadena ser

Madrigal, de niño

Madrigal, de niño / cadena ser

"No hagas esto, porque luego viene el amo", recuerda Rubén con las palabras de su padre, alrededor de un lugar que tenía su propia central eléctrica, aeropuerto, polvorines... "Era muy moderna. Ha ido cambiando, pero en la época era duro. Yo empecé con 13 años a trabajar en el campo, a sacar hierba. Pasé tres años al criadero de perdices con mi padre. Y cuando salí de allí y me marché al servicio militar, volví y ya monté un negocio de ropa, me fui a León cuatro años y montamos una fábrica porque era un mundo nuevo y eras un chaval de granja y lo llevas dentro, pero quieres huir de eso. Y nuestros padres nos empujaban a ello", expresa. Sus padres, reconoce, "eran extraordinarios". Ser bueno, trabajar, y tener sueños son las premisas que le inculcaron.

Rubén Madrigal, de Hunter Properties

Rubén Madrigal, de Hunter Properties / cadena ser

Rubén Madrigal, de Hunter Properties

Rubén Madrigal, de Hunter Properties / cadena ser

¡A la venta!

Las ventas, el marketing, la publicidad. Madrigal descubrió con el tiempo que era su mundo. "Me era sencillo y me introduje en lo mío, comprar y vender inmuebles porque tuve una etapa con los seguros. Me junté con los mejores del sector, me empezaron a pedir cosas. Y José Antonio Benito es quien me ha servido de apoyo, me ha formado lo poco o mucho que sé. Casi 30 años junto a él. Es la persona más generosa de mi sector, que es complejo, porque no entra cualquiera. A día de hoy, que llevo 34 años en el mismo sector, me sigue gustando la gestión, y los retos", asevera alguien que ha visto el cambio de Aranda. "Ha cambiado una barbaridad, aunque poco para lo que nos habría gustado a muchos. Y lo que se ha cambiado, gracias también a los arandinos. Porque la administración siempre ha estado coja. No se da la importancia que debe a obras y promoción, y se han perdido oportunidades, pero los particulares han hecho las cosas bien", refleja.

José Antonio Benito, amigo y compañero inseparable

José Antonio Benito, amigo y compañero inseparable / cadena ser

José Antonio Benito, amigo y compañero inseparable

José Antonio Benito, amigo y compañero inseparable / cadena ser

Madrigal ha sido parte de las tres plazas. Mayor, Constitución y la de toros. "La que más me gusta es la segunda. Y de la de Toros no me puedo arrepentir porque como infraestructura es espectacular, pero el señor que prometió unas cosas no las ha cumplido. Hace 20 años que no me hablo con él. La Plaza Mayor le habría dado otro aire más moderno, pero son gustos, y habría puesto más verde en los Jardines", dice el también presidente de ASECON. "En 2007 las promotoras salvo una desaparecen con la crisis. Y entré con la intención de meter a arquitectos, ingenieros, porque tienen mucho que decir respecto al urbanismo. Y al Ayuntamiento le estamos exigiendo, pero nos ha pillado el PGOU aprobado. Que es una herramienta clave, pero ese plan me significa en contra", añade.

Amor

La vida de Rubén a nivel personal cambia cuando tras trabajar años, conoce a Fary. "Es además de mi pareja mi socia. El 50%. Porque yo no soy Hunter. Hay gente que no se le oye en la radio. Pero que está hasta la una de la mañana trabajando. Ahora hago las cosas mejor gracias a ella. En mi vida no era así, pero con ella esto es otra cosa. Representa todo lo bueno", refleja Rubén, que también menta a su hija Cristina, que para él es "el futuro". "Fue el mayor motivo de alegría de mi vida personal", reconoce.

Cristina, su hija, y Fary, su pareja

Cristina, su hija, y Fary, su pareja / cadena ser

Cristina, su hija, y Fary, su pareja

Cristina, su hija, y Fary, su pareja / cadena ser

Su vida la marca la huida de esa infancia, de querer cambiar, mejorar. Y en esa búsqueda del constante movimiento, de la inquietud y del trabajo, Madrigal se fue irguiendo. Creciendo. Yendo a más. Y siendo mejor. Pero nunca sin olvidar sus orígenes.

La charla al completo de este Viaje por la Memoria con Ausen Frutos y Valentín García puede reproducirse en el audio superior.

Jorge Alvarado

Periodista. Responsable Digital de la SER en...