Sociedad

"Entrabas sin conocer a nadie y salías conociendo a todos": la curiosa historia de La Cafeta, el primer bar musical de Aranda de Duero

Abel Tijero, uno de sus impulsores y gerente durante más de 40 años, nos detalla los inicios, desarrollo, y el culto que se generó en un emblema para la 'Movida Arandina', además del paso de una sociedad de drogas a una sociedad que apostaba por la cultura

"Entrabas sin conocer a nadie y salías conociendo a todos": la curiosa historia de La Cafeta, el primer bar musical de Aranda de Duero

"Entrabas sin conocer a nadie y salías conociendo a todos": la curiosa historia de La Cafeta, el primer bar musical de Aranda de Duero

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Aranda de Duero

Allá por las décadas de los setenta y de los ochenta del pasado siglo, los jóvenes de nuestra villa y de los pueblos de su entorno teníamos una rutina casi idéntica cada fin de semana. En el pueblo, poco después del café de la tarde, quienes no teníamos coche o carné de conducir o edad para obtenerlo nos colocábamos en la carretera para hacer autostop hacia Aranda. Siempre había algún vecino del mismo pueblo o del de al lado que nos recogía. Eran otros tiempos y casi todos nos conocíamos.

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El atractivo y el interés de aquellos viajes no era otro que el de pasear por Aranda, hacer la tarde en el juvenil de las discotecas, merendar algo, volver por la noche a las pistas de baile y al contacto con las músicas, conocer gente y charlar y volver a probar suerte a la salida hacia casa indicando la dirección con el dedo pulgar a los coches que se aproximaban. Muy a finales de los setenta se empezaron a abrir, en la zona de arriba primero, otros locales de horario vespertino y nocturno con ambiente musical que se plantaron en el escenario como alternativa a las tradicionales discotecas. Eran tiempos de poca luz y predominio del negro y el rojo en las decoraciones.

En el recorrido de nuestro viaje por la memoria de hoy nos detendremos en uno de los locales icónicos de lo que se denominó ‘La Zona de Arriba’. Un local en el que se iban quedando fijados en sus paredes iluminadas por los destellos del reflejo de la luz de una bola de discoteca los ritmos vertiginosos de la evolución musical, de los tiempos de conciertos, de los progresos y de las crisis, de los rescoldos de las conversaciones, de los momentos de vida y de los sentires. Y andamos por el camino de los recuerdos con quien regentó aquel lugar y además de servir a los clientes siempre ofreció momentos para escuchar y debatir músicas y conversaciones, para observar desde el cristal de la ventana de la realidad el transcurrir de las vidas. Hoy viajamos por la memoria con Abel Tijero, de La Cafeta.

Abel, de pequeño

Abel, de pequeño / imagen facilitada

Abel, de pequeño

Abel, de pequeño / imagen facilitada

Abel Tijero nació en una granja que ralla el río Arlanza. Su abuelo molía. Al poco tiempo se mudó a Rentería, porque "el pueblo no daba para trabajar", y estuvo hasta los 16 años. Ahí es cuando Aranda se cruza en su camino, y años después, se convierte en uno de los impulsores de ese lugar que podría considerarse el germen de la 'Movida Arandina', La Cafeta. "La montamos tres amiguetes, Manolo, Juanjo y yo. Ellos estuvieron dos años, luego me quedé yo solo. El caso es que había bares normales, pero faltaba un bar musical para escuchar buena música. No recuerdo otro más que el Kilombo. Nos pusimos con un tocadiscos y cuatro discos, y la gente respondió muy bien. Empezamos con Beatles, Rolling, Asfalto, Burning, Cucharada... El nombre de La Cafeta viene porque lo regentaba un señor con bigote, que estaba allí con un cassete de coche y cuatro cintas. Salíamos del Senator y el Juvenil, y empezaron a decir que si íbamos a la cafetería, y se fue reduciendo a Cafeta. La foto del anagrama fue posterior. Yo compré una moto y se hizo uno de ella, pero les hay anteriores", comenta en este Viaje por la Memoria con Ausen Frutos y Valentín García.

Un logo de La Cafeta

Un logo de La Cafeta / cadena ser

Un logo de La Cafeta

Un logo de La Cafeta / cadena ser

La Cafeta se ubicaba en la llamada Zona de Arriba, que muchas generaciones no han conocido. "Iba del Maquiavelo al Particular. Era imposible circular por coches por allí. Pobres vecinos que no podían dormir con tanto ruido. Pero aquello fue un boom. La Cafeta fue espontáneo porque queríamos algo para gente joven. Empezaron otros locales después, y fue un efecto llamada viendo que había gente y que funcionaba. Y se montaron más garitos", detalla Tijero.

"En Aranda las drogas duras han hecho mucho daño"

La bola fue siempre emblema de un local en el que Abel ha estado 42 años de su vida en La Cafeta. Y ha visto de todo. "Han pasado generaciones enteras. Al principio iba gente mayor a tomar vinos. Entrabas sin conocer a nadie y salías conociendo a todos. Era un buen local para conversar de todo", reconoce Tijero, que era uno más en las charlas. Pero también vivió una época dura. La de sexo, drogas, y rock. "Siempre ha estado unido. Y en Aranda las drogas duras han hecho mucho daño. Se fue mucha gente joven. Mucha gente que te da pena. Yo creo que la policía no sabía ni lo que había. Venía gente diciendo que probaras una pastilla que te ponía muy bien. Después la heroína, que hizo estragos. Les tenía en el bar. Paraba un coche, entraban unos y otros. Y la sociedad tuvo culpa, porque no se les suministraba jeringuillas, todos se pinchaban con la misma, vino el SIDA, acabaron en la cárcel y peor...", detalla.

Abel, en los años 90

Abel, en los años 90 / CADENA SER

Abel, en los años 90

Abel, en los años 90 / CADENA SER

Convivir con aquello no era fácil. "Era duro de ver. Me robaban y demás. Y se veía con el paso del tiempo el deterioro de las personas. Cómo iban cayendo poco a poco. Me pedían rajas de limón para desinfectar las jeringuillas. Siempre había broncas, gente que se metía en los servicios. Y a veces me pregunto por qué no di más rajas. Por qué no hice algo más por esas personas, porque te dan pena o eran carne de cañón, ¿pero qué podías hacer? Era muy difícil salir de ese tema. Aunque del tema se hablaba", confiesa.

Abel, a día de hoy, en los estudios de la SER

Abel, a día de hoy, en los estudios de la SER / CADENA SER

Abel, a día de hoy, en los estudios de la SER

Abel, a día de hoy, en los estudios de la SER / CADENA SER

De la droga a la cultura

De ser un lugar en el que se congregaban esos adictos, pasó a ser un lugar de culto y cultura. Y eso último es, por suerte, lo que ha prevalecido. El fin de La Cafeta llegó con la covid. Aunque reconoce Abel que habría llegado independientemente igual, porque ya era hora de descansar después de tanto trabajo. "Yo tenía pensado que llegado a los 65 me jubilaba. De joven variaba a turnos la Michelin con el bar. Hasta que me quedé yo solo con ello, 40 años. Los últimos años se me hacían un poco pesados, y económicamente no iba tan bien. Pero estoy muy a gusto viviendo lo que he vivido. No me arrepiento para nada", sentencia, en un Viaje por la Memoria que puede reproducirse al completo en el audio superior en compañía de Ausen Frutos y Valentín García, y en el que ha repasado hasta su gran colección de música. Tan única como Abel, y como La Cafeta.

Jorge Alvarado

Jorge Alvarado

Periodista. Responsable Digital de la SER en Aranda. Presentador de Hoy por Hoy Peñafiel y El Banquillo...

 
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