El Villa de Aranda elige un mal día para equivocarse y cae en un mal partido ante un Guadalajara que resurgió cuando parecía muerto (22-23)
Pese a las imprecisiones, el Tubos Aranda despreció una renta de cuatro goles en el segundo tiempo y solo marcó dos en los últimos quince minutos
El Villa de Aranda se dejó tres puntos en casa
Aranda de Duero
La permanencia en Asobal no está cerrada. El Villa de Aranda hizo un mal partido el día que podía certificarla pero queda Liga y mucho trabajo. Sea por cansancio de dos jornadas en una semana, porque fue el día malo en el que te equivocas más de lo necesario o la jornada en la que te confías porque vienes de ganar casi todo y pierdes ante el rival más inoportuno. O quizá por un poco de todo. El caso es que el Tubos Aranda perdió en casa ante Guadalajara (22-23) y le vienen tres salidas consecutivas en las que tendrá que aplicarse porque dos son ante rivales directos.
El partido resultó incómodo para los locales. Posesiones largas de Guadalajara, dificultades para llevar el encuentro a ritmos más altos, un día flojo de tu portería y extraordinario del rival, y no saber aprovechar el momento en el que tienes al oponente tumbado en la lona, casi dispuesto a rendirse si eres capaz de darle el golpe de gracia. Por todo esto perdió el Villa de Aranda y porque probablemente los alcarreños fueron más conscientes de que, ni perdiendo de cuatro goles en la segunda parte (20-16) podían permitirse entregarse sin más.
Los jugadores lucieron una media de cada color para dar visibilidad al Día Mundial del Síndrome de Down, que se celebra el 21 de marzo
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El primer tiempo local fue flojo. Muy discreto. Como si el triunfo fuese a llegar por inercia. Y llegó en el parcial del primer asalto (15-14) con lo justo. Guadalajara defendió mucho, hizo ataques muy largos al borde del pasivo pero acabó resolviendo en el límite. Tuvo rentas de tres goles, pero una inferioridad numérica visitante la supo, jugar y volcó la suerte del partido.
El segundo tiempo arrancó tarde. Apagón de los marcadores electrónicos. El mismo apagón que después sufrieron los locales. El partido avanzaba muy lento en los goles y podían más las defensas y los desaciertos en la poca precisión de los lanzamientos. Aún así, se fue despegando con mucho esfuerzo Aranda (20-16) a los quince minutos. Un marcador que parecía imposible de levantar par un Guadalajara sin profundidad de banquillo pero consciente de que rendirse no era una opción. El Villa de Aranda jugó para ponerse cinco arriba y perdonó. Una vez más. Y a partir de ahí empezó otro partido. El que más nervioso y presionado debía estar encontró el temple necesario para saber jugar cada una de sus acciones. Los locales, con todo a favor, nunca estuvieron del todo metidos y se fueron diluyendo. Dos goles en los últimos quinces minutos fue el bagaje de un Tubos Aranda que falló en un día para consolidar su permanencia. Pero la Asobal tiene esto. Un Villa de Aranda que ganó en Torrelavega al segundo clasificado y un Guadalajara al que se dio por más muerto de lo que estaba y resurgió en Aranda.
