Genes angélicos y cofrades en el ángel de la Semana Santa de Aranda

Aranda de Duero

No ha cumplido los cinco años y ya es miembro de una Cofradía y dos Hermandades arandinas. Es la herencia familiar que ya tiene Hugo Seta Castrillo, el niño de cuatro años que este año protagonizará la Baja del ángel el domingo de Pascua en Aranda de Duero.

Desde la cuna sus padres le inscribieron en las Hermandades penitenciales de las que eran miembros: Jesús Camino del Calvario, su padre Iván, y el Santísimo Cristo del Milagro su madre Verónica. Pero también le hicieron miembro de la Cofradía de la Virgen de las Candelas, a la que pertenece su abuelo Julio, que en estos momentos también la preside, y que es la encargada de organizar cada año el acto más relevante y original de la Semana Santa arandina, la bajada del Ángel frente a la iglesia de Santa María, para quitar el velo de luto a la Virgen y preparar su encuentro con la imagen de Jesús Resucitado.

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Una ceremonia en cuya lista de reservas también fue inscrito Hugo desde que nació y la que también figura su hermano, de dos años, a la espera de que llegue el momento. A esta tradición se suma también la de su propio abuelo, que fue el niño protagonista del acto durante dos años consecutivos en la década de los 60 del pasado siglo. Julio Saeta recuerda incluso que en una de las dos ocasiones la ceremonia fue grabada para elaborar un reportaje para NO-DO, el famoso noticiero audiovisual de la época.

Pero para Hugo lo importante es lo que tiene por delante este próximo domingo: subirse al globo que saldrá del cajón adosado a la fachada de Santa María y sobre todo "patalear arriba y abajo" cuando la cápsula se abra. Sabe que tiene una misión: "quitar el velo negro a la Virgen, porque está triste" dice convencido. Y explica con su sencilla teología infantil, que la Virgen se pondrá contenta cuando le quite el velo "para que Jesús resucite"

No tiene miedo. Tampoco sus padres, que se muestran orgullosos y felices y que esperan que Hugo, cuando crezca, pueda seguir también sus pasos como cofrade, puesto que ambos pertenecen a las bandas de cornetas y tambores de sus respectivas hermandades. Y el niño ya apunta maneras: afirma que él quiere tocar el tambor.

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