Hasta el final, ¡Villa de Aranda!

Aranda de Duero

Lo dijeron los jugadores en la previa. Había que ‘devolver’ a la afición de Aranda lo vivido en la ida. Y vaya si se hizo. Partidazo del Tubos Aranda en el que vaya si fue el encuentro de la jornada. Lo fue por el equipo, excepcional en todo ámbito, la grada, a una con los amarillos y en un ambiente único, y por la fortaleza mental y física que está más de dulce que las torrijas de estos días.

Porque pese a los primeros minutos complejos de un Aranda que se vio inicialmente abajo en el marcador (0-2), los ribereños le supieron dar la vuelta (4-3) en una combinación de buena defensa, las manos de Pau, y las destacadas acciones a la contra del cuadro de Márquez. Valladolid demostró el por qué de su situación y con tres goles seguidos daba la vuelta al marcador, pero Aranda peleaba manteniéndose en el partido, incluso a pesar de estar con uno menos. Lograba la remontada con el siete metros de Pinillos, la parada de Pau y su gol desde casa (7-6). Carácter.

La exclusión de Rubén no hizo daño a un equipo que supo sostenerse y mostrar raza. Estuvo en todo momento en partido. Peleando sin reblar. Necesitaba llegar con vida y comprobar si el esfuerzo físico de Valladolid ante el Barça podía dar la cara. Ahí llegaron no pocas jugadas protestadas por la grada, jugadas grises que parece no le caen nunca a favor a los de Márquez, pero sí a sus rivales. El Tubos veía cómo a falta de cinco minutos para el descanso los visitantes ahora sí lograban poner tierra de por medio (9-12). Pero cuanto peor se ponía la cosa, volviendo a la raza local, defensa férrea de los amarillos, y gol ahora sí de Rogonovs (el letón también la tuvo antes) para antes de la bocina seguir de lleno con opciones (12-14).

Ampliar

Cerrar

La locura es amarilla

El regreso de vestuarios fue indescriptible. Mejor inicio imposible. El ADN de un equipo ejemplar. Defensa fuerte, Pau en portería, y nuevamente acierto en puerta rival. Berbel logró la igualada (15-15) y el partido volvía a empezar, con incluso ventaja en un nuevo show de Pinillos (18-17). El encuentro pasaba a tener una máxima emoción con igualdad, pero lo de Don Alberto echándose el equipo a la espalda tiene hueco en museo.

El equipo generaba éxtasis en las repletas gradas del Santiago Manguán, con una defensa intratable, y los goles de Tamayo, David López y Santi desde el siete metros (25-23). Todo remaba en una sola dirección. Y el tiempo corría a favor.

La madurez mental del Tubos Aranda hizo que el equipo navegara con disfrute. Gustándose. Los locales se sostenían con el viento fuerte de una grada entregada. Seguían imparables, buscando la máxima distancia posible en el marcador, y se vieron con tres goles a falta de un par de minutos para el final. Valladolid quiso buscar un imposible, y la magia llegó con el final repleto de éxtasis.

Acariciando la permanencia

El Tubos Aranda con este triunfo da un paso firme, contundente, soñador. El equipo ya devolvió en su día el amargor de la ida en Valladolid. Ahora da síntomas de ejemplo a seguir, de resiliencia, fe, y de comunidad. Luchó como dice el lema hasta el final. Y aún quedan días para disfrutar. Porque este equipo siempre ha sido de ASOBAL. Y lo de la afición... No tiene siquiera categoría.