Un investigador y pilar para la promoción, turismo e innovación de Aranda de Duero

Aranda de Duero

“Han pasado ya los momentos de celebración y reencuentro de estos días marcados en el calendario de los festivos. Buenos días también para viajar y hacer turismo programado o espontáneo en las distancias y en las cercanías. Buena ocasión, como siempre, para hacer turismo por los archivos de la memoria también en las distancias y en las cercanías de los recuerdos. Quizá en estos días previos a los de descanso hayamos hecho ejercicios de promoción en nuestras intenciones de recorrido por aquello que quedó fijado en nuestra memoria y que ahora nos gusta recordar: encuentros, juegos, luces y sombras, negro y llantos, silencios, tradiciones y costumbres, familia, amigos y pueblo.

Quizá hayamos sido, ojalá, innovadores en la puesta en escena de los recuerdos y la manera de presentarlos en el umbral de la memoria. Hoy en nuestro viaje de los martes conversamos con quién ha dedicado tiempo de profesión y de afición a la promoción, el turismo y la innovación. Y nos interesará también conocer cómo se recupera la memoria de los pueblos y su historia para dejarla publicada en completas obras de investigación y documentación. Nos encontramos hoy en este espacio de radio con JAVIER IGLESIA BERZOSA.”

Ocho apellidos arandinos

Tras esta introducción de Ausen Frutos, saludamos a Javier Iglesia. Todo un pilar, lo descubriremos más adelante, en la investigación documental, pero también en la promoción y difusión de la marca de Aranda en materia turística. Sin embargo, toda construcción tiene su cimentación. Y la de Iglesia está en su juventud y formación. "Yo soy arandino de pura cepa. Más que ocho apellidos arandinos. El primero que me encontré en mis investigaciones, el apellido Berzosa, de mi madre, aparece en escritos de 1760. Y por parte de padre, de la zona soriana. El azar se mezcla, y aquí se conocieron cuando mi padre vino a trabajar", refleja.

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Así, su familia formó parte del mundo comercial. "Mis padres se sacrificaron mucho para darnos estudios a mi hermano y a mí. Una época donde Aranda era centro comarcal de servicios. Quizás vivían en una época avanzada en lo social. Viajaban, compraron pronto un 600, y tengo recuerdo feliz de una pareja que se quería", expresa, antes de desgranar su época de formación. Javier, que tuvo una "juventud muy larga", comenzó en Dominicas. Fue creciendo y convirtiéndose en una persona con valores, "más independientes, críticos y actuales en los tiempos que tocaba vivir", en referencia a esos años 70, cuando salió de Aranda, y ya vio "cosas nuevas". Concretamente se marchó a Oviedo, para estudiar Geografía. "Me especialicé en geografía porque toca todas las disciplinas. Da visión amplia del conocimiento, aunque luego ves que tiene pocas salidas", dice, aseverando que siempre fue "alumno trabajador, curioso y constante".

Las pequeñas cornadas

Iglesia ha sufrido pequeñas "cornaditas" en la vida. "He visto pasar muchas veces pitones cerca. En esta corrida de toros que nos toca vivir a todos, he tenido que compartir desgraciadamente momentos de malos bichos. Sobre todo con mi familia materna, y enfermedades graves que se han llevado por delante sobre todo a las mujeres. A mi madre, mi tía... Y hace poco a mi hermano", detalla. Ante ello, "no puedes echarte atrás, confías en la salud pública, y no soy hombre de fe y no me sale rezar, pero no me importa acercarme por si acaso a la Virgen de las Viñas".

Precursor del Chilindrón

Iglesia puede también presumir de ser uno de los promotores de la Peña El Chilindrón. "Surge en torno a 1975. Y fue una reunión de cuatro grupos de amigos que teníamos todos en común, y como cambiaron las fisionomías de las fiestas para tener una cosa más regulada y funcionaban bien otras peñas, nos juntamos para montar nuestra propia peña. Solo uno era mayor de edad. Cuatro padres tuvieron que meterse como directivos", recuerda. También fue impulsor de la Chilicharanga. "Cuando montamos la peña no teníamos instrumentos. Alguien dijo que vendían en Oviedo instrumentos de tercera mano. Con 8-9.000 pesetas, sin idea de música, convencimos para ir dos. Fuimos a dedo. Y compramos seis o siete instrumentos", recuerda alguien que dice "haber ido aprendiendo de música gracias a Sonorama".

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Un documentador de pro: tiempo y dinero

Iglesia ha desarrollado un trabajo de gran documentación en torno a las bodegas y el viñedo de este territorio, tirando de un hilo que comenzó su abuelo. Publicó, entre otros documentos que fijan la memoria de nuestra tierra 'Viñedo, vino, y bodegas en la historia de Aranda de Duero'. "En los últimos años ha habido una efervescencia en la recuperación del patrimonio enológico. El libro es una forma de acercarse a ello", reconoce, antes de abordar su faceta investigadora. "Siempre he sido una persona interesada en su territorio. Para querer algo hay que conocerlo, y para ello hay que investigar, haciéndolo de forma rigurosa, y no siempre es así. He intentado aportar ese rigor, de ahí la tesis doctoral, y el trabajo con personas bien documentadas, dando un paso más y contextualizando todo para que las piezas del puzle encajen", define.

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Sentencia Iglesia que no tener un archivo histórico es una gran lástima para la ciudad. Una ciudad que valora como "generosa, eternamente adolescente, despreocupada y abierta al mundo" deteniéndose en el por qué. Él, que se ha dedicado mucho a los visitantes, a los turistas, disfruta desde hace un pequeño tiempo del retiro de la jubilación, que espera dure. Pero lo que seguro quedará para la historia, son sus muchas investigaciones. Que le supusieron demasiado tiempo y dinero. Pero que han sentado las bases para entender una ciudad que, ojalá, pueda definir su un brillante futuro.

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La charla al completo en este Viaje por la Memoria junto a Valentín García y Ausen Frutos puede reproducirse al completo en el audio superior.