Condenado a pagar más de 4.000 euros por acosar al entrenador del equipo de fútbol de su hijo
Emprendió una campaña de descrédito e insultos en redes que conllevó el despido de la víctima de su puesto de trabajo

La sentencia constata el acoso en redes sociales de un hombre al entrenador de su hijo. / Anton Vierietin

Valladolid
Un hombre de 44 años, padre de un menor de 8 años cuando sucedieron los hechos, ha sido condenado a pagar una multa de 4.320 euros por acosar al entrenador del equipo de fútbol de su hijo. La sentencia del Juzgado de lo Penal número 3 de Valladolid, a la que ha tenido acceso la Cadena SER, le considera culpable de un delito de acoso.
También le impone la prohibición de acercarse a la víctima, así como a su domicilio y lugar de trabajo a una distancia inferior a 500 metros, por tiempo de dos años, y de comunicarse con él por cualquier medio durante el mismo tiempo. Además, le obliga al pago de la mitad de las costas del procedimiento.
La resolución, en cambio le absuelve de otros delitos que le imputaban la acusaciones: calumnias, coacciones y amenazas.
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Acusaciones en las redes
Según el relato que hace el juzgador, el ahora condenado, estaba molesto por lo que consideraba "maltrato infantil" por "presuntos castigos físicos" que el entrenador imponía a los integrantes del equipo por fallos o mala dedicación en los entrenamientos. A raíz de que un árbitro confundió la atribución de "algún gol" marcado por su hijo a otro compañero y tras culpar al preparador de no haber hecho nada, "con intención de perjudicarle en su vida personal, familiar y social", entre noviembre de 2022 y febrero de 2023 comenzó una campaña de publicaciones en redes sociales como TikTok o a través de estados públicos en la red de mensajería Whatsapp. En ellos aludía a "su presunta incapacidad intelectual", a su "condición de maltratador" y en los que se mofó "de su condición sexual".
También intentó que fuera cesado como entrenador del equipo y despedido de su puesto de trabajo los fines de semana en una discoteca de la capital vallisoletana. De hecho llegó conseguir esto último ya que conocía al propietario del local al que trasladó el rumor del maltrato infantil.
Entre las publicaciones realizadas, abiertas al alcance de todas las personas que el acusado permitía, incluso el propio denunciante ocasionalmente, y de carácter público para todo el grupo de progenitores de jugadores del equipo así como personal relacionado con el club deportivo realizó las siguientes afirmaciones: "Tienes que estar muy orgullosa de haber hecho daño a niños de 8 años…”, “Alguno que quiere opositar se le va a estropear por ir de chulo y matón y tratar mal a niños de 8 años el juego acaba de empezar", o "Algunos en la vida les gusta hacer todo por detrás incluso que les den muerde almohadas cagón”.
Perdió el trabajo
Del mismo modo remitió cartas -sin ningún resultado, según refleja la sentencia, en las que se quejaba de la actuación del entrenador al defensor del menor, a la Federación de Fútbol y al propio club de fútbol, que medió para evitar que el problema persistiera pero que no adoptó medida alguna porque "no dio ninguna importancia a las quejas del acusado y otros padres molestos por la disciplina que el entrenador intentaba imponer en el equipo", tal y como recoge el juzgador.
El denunciante -continúa la resolución- vio afectada su vida personal al perder el puesto de trabajo que tenía como controlador de entrada en la discoteca y al ser "identificado socialmente" como persona denunciada por maltrato a niños "cuando no se ha acreditado la interposición de denuncia alguna por estos hechos y no existir procedimiento judicial contra él".
Excusas "peregrinas"
En la argumentación que sigue el juez, destaca la referencia que hace al momento en el que el acusado declaró en sede judicial. Así, hace referencia a que lo hizo con "evasivas y sin identificar a quien dirigió las frases reconocidas como propias", un modo de proceder que "no iba a conseguir convencer al Tribunal de una excusa tan peregrina como la de decir que en los mensajes que reconoce haber colgado públicamente no aparece el nombre del denunciante".
A partir de ahí, apunta el juzgador y "utilizando parte de sus argumentos y ya que asume la voz de menores de 8 años usando la primera persona e incluso divulgando fotos de menores que no son sus propios hijos, ni a un niño de 8 años se le ocurriría que con ese argumento puede convencer a nadie de que el destinatario de las alusiones no sea el entrenador".
Además, resalta que el ahora condenador ha demostrado "no tener ningún tipo de arrepentimiento por su comportamiento"
También niega que el detonante de la situación fuera la errónea atribución de un gol, o varios, a otros jugadores en vez de a su hijo, algo que aparece en los mensajes transcritos. Es una apreciación subjetiva pero evidentemente el acusado la tiene muy presente porque cuenta el suceso como algo muy importante, y ya podemos deducir que para la mentalidad del acusado debería ser algo trascendental para la carrera deportiva de un niño de 8 años la equivocación en la asignación de un gol, pero para este Juez parece ridículo que lo que tiene que ser lúdico y formativo para los niños se transforme en un espectáculo de mal gusto y mala educación, pero no sólo eso como dice el letrado defensor, hasta el punto de encontrarnos en sede judicial por un comportamiento absolutamente inexplicable.
Los testigos
Por si la declaración del acusado no fuera suficiente, se ha tenido en cuenta la declaración de testigos "sin especial relación de amistad con ninguno de los directamente afectados" que, como hicieron en la fase instrucción, confirman plenamente la versión aportada en ese momento procesal.
En el contundente 'repaso' que hace el juez del comportamiento del condenado también considera "paradójico" que en los mensajes analizados "se mofe intelectualmente del denunciante y tema por el futuro de España" quien "tiene graves problemas para usar la letra 'h' o para discriminar el uso del verbo 'haber' y la construcción 'a ver' o no distinga entre el verbo 'hay', el adverbio 'ahí' o la interjección 'ay'.

Mario Alejandre
Valladolid, 1977. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca....




