El apagón
Las Claves de Pedro Brouilhet, párroco solidario del barrio de San Antonio y de Grijota

Palencia
El pasado lunes nos quedamos a oscuras. Todos de una manera u otra nos pusimos nerviosos. Todo un país paralizado. Personas atrapadas, muchas sin poder llegar a casa, otras sin comunicarse con sus familiares. En nuestra ciudad predominó la serenidad, la solidaridad, la cercanía, incluso hasta un buen sentido del humor.
Este apagón nos muestra nuestra propia fragilidad y con que poco se rompe nuestra manera de vivir y de ser. Dependemos tanto de un sistema que cuando se cae, nuestra vida se derrumba.
Todavía no sabemos porque se ha producido este apagón, pero ya estamos una vez más divididos. Te encuentras por todas partes con expertos en la materia que no saben de lo que hablan. Los medios, en ocasiones, no ayudan para nada.
Creo que una vez que sepamos lo que ha pasado, si nos lo cuentan, es necesario tomar las medidas oportunas para que no vuelva a ocurrir. Saber las causas y las soluciones no se pueden saber de la noche a la mañana. También es necesario una transparencia y una buena comunicación. No monólogos eternos que te confunden más.
Pero no hagamos de esto un debate nacional en el que seguimos alimentando la polarización sin sentido. ¡Qué pena! Hace tiempo ha desaparecido la moderación. O eres de a o de b. Lo de entenderse es imposible. Lo de argumentar, razonar y expresar no se lleva; es mejor insultar, ridiculizar y pisotear.
No convirtamos nuestras conversaciones en algunos programas de televisión, que ahora vuelven a la televisión pública. .




