Luis José de Andrés: el ADN del folklore en Aranda y la Ribera del Duero

Aranda de Duero

Llegan sonidos de festejo y ocasión. Ya se oyen acercándose dulzainas, tambores y castañuelas. Los pies de quienes danzan y bailan van moviendo el polvo de los espacios y de las memorias. Los trajes multicolores muestran su arrebol y sus dorados en telas, adornos y volantes. Las bailarinas hacen girar sus vestidos sobre su cuerpo escondido bajo delantales y paños. Los moños recogiendo pelos y quizá pensamientos. Las sonrisas en los labios y en el alma feliz por agradar y animar. Es el folclore de nuestra tierra, el conjunto de nuestras costumbres, de nuestras creencias, de nuestras artesanías, nuestras canciones y tradiciones. Es el arte de una cultura popular que se manifiesta esplendorosa en fiestas y ocasiones singulares, cuando las gentes lo necesitan.

Algunos atrevidos y valientes se animan a acompañar y levantan sus brazos por encima de la cabeza y mueven sus pies y sus cuerpos con más deseo y voluntad que precisión en los ritmos. En muchos pueblos y en distintos tiempos ha habido siempre personas deseosas por guardar en el baúl de lo que perdura la esencia misma de este folclore. Hoy conversamos en nuestro ‘Viaje por la memoria’ con quien contribuye a difundir, enseñar, recoger, guardar y promover los detalles del espectáculo de las tradiciones de las danzas de nuestra Castilla. Nos encontramos aquí y ahora con LUIS JOSÉ DE ANDRÉS GARCÍA.

Amor por la tradición

Tras esta introducción de Ausen Frutos, saludamos a un emblema de la música y el folclore de Aranda y la Ribera. Aunque él se define como "una persona sencilla". "Llevo trabajando en el folklore desde hace más de 40 años. Me está dando tantas alegrías que no os podéis imaginar lo bien que me estoy sintiendo. De pequeño ya sentía apego, porque había un programa de gente joven y variedades, en el que siempre llevaban un grupo de danzas. Siempre lo veía y decía: yo quiero hacer esto", asevera. Y empecé en la plaza de Campillo. El arraigo ya lo tenía", explica Luis, que se formó, y que pudo hacer un grupo inicial de 16 personas. Y de ellas, encontrar chicos que bailen jotas, es difícil. "Estuve 7-8 años con Satur bailando solos. Al formar ya Alquería siempre he tenido un grupo mixto. Y ahora mismo llevamos 35 años con ello, y sigue siendo mixto. Que hay muy pocos. Nos dicen que qué hacemos", añade.

La escuela de folklore: inicio y desarrollo

De Andrés tenía su trabajo, y a las siete de la tarde iba a dar clases al Claret. Los sábados, al Castillo, y luego, a Santa Catalina. Pero todo cambió cuando quiso dedicarse profesionalmente a lo que le llenaba. "En el 91 cuando me llaman para empezar la Escuela de Folklore, pensé que se me iba de las manos. Y la decisión de dejar el trabajo la verdad que ha sido lo mejor que me ha podido pasar. Empezamos con siete alumnos en Las Francesas. Al año siguiente ya aparecieron 25. Y al siguiente, 54. Nos tuvieron que reubicar. Y posteriormente ya todo se dimensionó. Y ya desde 2004 estamos donde empezamos, en la tercera planta de Las Francesas con casi 400 alumnos", define, agradecido al consistorio por su apoyo siempre incondicional para poder desarrollar este proyecto, y destacando el germen y la huella que deja en los alumnos, como es el caso de un gran artista como Dulzaro. Y aunque advierte que no va a dejar de bailar, puede que De Andrés tampoco deje el bádminton, su deporte favorito. "Voy a los campeonatos y torneos, me entretengo, me llena", advierte.

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Grupo 93 y Campillo, su pueblo

Más allá de lo musical, a través de la danza vamos a los pilares, a su tradición, los inicios. Porque Luis es creador del Grupo 93. "Hicimos un buen equipo hasta el 2014 en el Eurofestival de Alemania. He estado en los 29 festivales. Me he llevado cosas fantásticas y aprendido lo que he podido de idioma. Hemos dejado grandes amigos y contacto con gente de tantos años", cuenta. Eso, antes de lo de ser alcalde de su pueblo. Que por fin lo aceptó. "Teodoro lo ha hecho fenomenal. Él lo ha dejado y creo que me tocaba. Yo lo hago con gusto porque me encanta. Mi pueblo lo es todo. Y todo el tiempo libre lo dedico. No falto en estar con el secretario, en crear proyectos bonitos -como el museo del traje-, pero no tenemos dinero. Y la gente lo sabe reconocer. Yo no soy de partidos, sino de implicarme con el pueblo", asevera, antes de hacer alusión a la ruta que se hace con el ADRI por su pueblo y donde no falta baile.

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Familia

De Andrés procede de una familia de padre albañil, cantero y labrador y de madre ama de casa. Son siete hermanos de diversa edad. "Tener siete hijos sin ayuda en aquella época... El esfuerzo que han hecho nuestros padres, sobre todo mi madre, es incalculable. Mi padre estaba todo el día fuera para sacar a los hijos delante. Y nuestros hermanos siempre tiraban de nosotros en el pueblo, donde nunca me he aburrido, porque siempre hay cosas que hacer. Luego está mi madre que es el centro de atención de los hijos y los nietos, y no le falta de nada con 95 años. Siempre que falto un día me lo echa en cara, e intento pasarme todos los días", dice con emoción, antes de también hablar de su mujer e hijos. "Mi mujer sabe y entiende mi vida. Siempre me ha conocido así. Y yo intento pasar todo el tiempo posible con ellos", explica.

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Entre que el tiempo sigue su curso, Luis se dedica a su pueblo, su familia, y su pasión: el folklore y su enseñanza. Y es que han sido muchas las lecciones impartidas durante tantas décadas. Lecciones y conocimiento que seguirán transmitiéndose de generación en generación... y de las que aún, por suerte, queda mucho que disfrutar gracias a su labor e implicación.

La charla al completo con Luis José en este Viaje por la Memoria junto a Ausen Frutos y Valentín García puede reproducirse en el audio superior. También puede reproducirse en Spotify pinchando aquí.