Ángel Jiménez, el abulense que vive en Varsovia y quiere volver a unos medievales

Ángel Jiménez visitó por primera vez Polonia en 2009. Estudiaba en la Universidad Católica de Ávila y le surgió la oportunidad de hacer un Erasmus durante 9 meses en la capital polaca. Allí conoció a la que hoy es su esposa.

Volvió a Ávila a terminar sus estudios y conseguir un trabajo. La situación de crisis que se vivía por entonces en nuestro país le llevó a intentar buscar algo fuera de España. En 2012 se mudó a Polonia y desde entonces viven en este país que, no solo se ha convertido en su tierra de acogida, sino que ha formado una familia a la que llegaba hace año y medio, Martin, su primer hijo.

Trabajó primero en un banco como analista de datos y luego se pasó a otra entidad financiera dedicándose a controlar fondos de inversión, lo que le permite viajar a otros países. Pero curiosamente no a España.

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"Al principio los polacos son un poco cerrados, pero en cuanto se empiezan a abrir y te conocen bien, yo digo que se parecen mucho a los españoles. Para relacionarse con ellos no fue muy complicado y además los españoles estamos muy bien considerados en estos países" dice Ángel desde Varsovia, donde vive y trabaja, en el espacio Abulenses por el Mundo de Hoy por Hoy Ávila.

Una integración donde también juega su papel el idioma, muy diferente al español. Ángel tenía la ayuda de su pareja y fue a clase de polaco para conocer, al menos, lo básico. "La ventaja es que aquí la gente habla mucho inglés. El polaco es necesario para el día a día, pero con el inglés puede ser suficiente. No obstante, sigo aprendiendo polaco y ahora, con mi hijo, tendré que esforzarme" dice.

Después de 13 años viviendo en Polonia, Ángel ha podido recorrer gran parte de su país de adopción. Por eso nos recomienda visitar, además de los lugares más conocidos como su capital o Varsovia, el distrito de los lagos de Masuira o Pojezierze Mazurskie en polaco y la zona del mar Báltico, con Gdansk como ciudad principal.

Y luego hay otro punto muy conocido y que forma parte de una de las grandes tragedias de la historia de la humanidad: el campo de concentración de Auschwitz, construido por los nazis y donde fueron asesinadas 1.100.000 personas, un millón de ellas judíos.

Una de las épocas más trágicas de la ya de por sí, turbulenta historia del país. Polonia fue ocupada por los nazis que invadieron el país dando inicio a la II Guerra Mundial. "Para los polacos es una época negra que tuvieron que vivir. Ellos no están orgullos de tener Auschwitz"

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Polonia ha sido también el país más afectado por la ola de refugiados que provocó, hace tres años, la invasión rusa de Ucrania. "Ahora la situación está más calmada. El pueblo polaco se abrió y acogió a los ucranianos. Fue una situación complicada, especialmente en la zona próxima a la frontera ucraniana".

Y como todo emigrante, la comida se convierte siempre en un caballo de batalla para su integración en un nuevo país y una nueva cultura. Los Pierogi, una especie de empanada cocida o frita rellena, gulasz o carne estofada y, sobre todo, las sopas que comen durante todo el año y con diferentes modalidades, son los platos más consumidos por los polacos.

No obstante, Ángel echa de menos la comida de su tierra, las patatas revolconas o la carne abulense. "Es complicado comparar ambas cocinas porque en España, y concretamente en Ávila, se come muy bien". Una 'morriña' que también se hace extensible a la familia y amigos, el tapeo por su ciudad y los medievales "a los que hace diez años que no voy y tengo ganas de volver".