Lo que no se ve, no existe
Las Claves de Elena Villamediana, secretaria general de CCOO en Palencia

La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica denunciaba la pasada semana la desaparición de la placa conmemorativa en el monumento ubicado en La Carcavilla con los nombres de casi quinientos palentinos represaliados durante la Guerra Civil y la Dictadura.
No se trata de un acto de vandalismo, ni una gamberrada. En este tipo de actos no podemos negar la evidencia, que es el poso ideológico que hay detrás y que busca vilipendiar a aquellos que ya fueron víctimas de la represión de la dictadura franquista.
Son actos que se repiten con demasiada frecuencia y siempre de los mismos, de los que decidieron borrar un mural en homenaje a las víctimas del franquismo en Castronuño o de los que destrozaron una placa en homenaje a los fusilados por el franquismo en la tapia en la que asesinaron a las Trece Rosas. Son los mismos que no apoyan la colocación de un adoquín en memoria de Antonio García Hevia, prisionero en un campo de concentración nazi, o los que obstaculizan las exhumaciones.
Son los mismos que piensan que lo que no se ve, no existe; y tienen razón, por eso lo destruyen; y por eso es necesario que en este país sigamos insistiendo en demostrar con monumentos, con adoquines o placas que muchos españoles como García Hevia o como Catalina Muñoz ejecutada y enterrada junto al sonajero de su hijo en la Carcavilla murieron víctimas de dictaduras en defensa de la libertad.




