Malaquías de Blas: una vida dedicada al trabajo y un ejemplo a seguir para su familia

Aranda de Duero

“La memoria, esa capacidad de recordar, parece que estuviera en permanente proceso de construcción y que, como en cualquier edificio, ponemos pronto los cimientos de la memoria con aquellos difuminados recuerdos de la más tierna infancia y que sobre ellos vamos levantando todo un entramado de evocaciones que perfilan la casa de la retentiva. Hay recuerdos firmes e imborrables, los que el paso del tiempo no consigue llevar al umbral del olvido, que constituyen la estructura de la obra y que están relacionados entre sí como vigas y pilares de hierro y hormigón. Sí, la memoria es un edificio bien construido para el que han sido necesarios muchos recuerdos, emociones, sentimientos y vivencias que son como las piedras de sillería o mampuestos, los ladrillos, la madera o la cerámica. Y han sido necesarias herramientas y maquinarias para colocar cada instante en su lugar más adecuado de la inmensa habitación de la memoria. Toda una increíble obra de precisión y azar.

Tenemos hoy la oportunidad de sentarnos a conversar con quien mejor puede describirnos esos procesos de construcción y abordar el símil entre la memoria y la edificación. Porque de edificación, urbanización, construcción y herramientas para ello pocas personas han acumulado tanta memoria como MALAQUÍAS DE BLAS.”

Una infancia de trabajo... pero también disfrute

Tras esta introducción de Ausen Frutos, nos citamos con alguien que suma 91 años muy bien vividos. "Trabajando mucho, toda la vida y desde pequeño. Yendo a comprar aceite, lana, pieles... A veces llegaba tarde al colegio, y un profesor me pegaba después de preguntarme", cuenta Malaquías, antes de relatar cómo fue su infancia en la posguerra. "Éramos tres hermanos, todos trabajando para su padre. Empecé con 16 años a estar por los pueblos todos los días, y ayudaba a mi padre en la tienda. O con el camión, comprábamos uva y lo íbamos a vender. Luego ya me fui a la mili, que vendimos el camión. Y me hicieron jefe de ambulancias, porque tenía carnet", detalla.

De Blas no olvida al amor de su vida. Su mujer, a la que conoció con 16 años. "Le conocí en Pradales, y yo soy de Milagros. Hacía 30 kilómetros. Luego cuando paseábamos cada uno iba por una acera , hasta que cumplimos 18 y ya decidimos agarrarnos y que le dieran por culo a los demás", dice entre risas.

Ampliar

Cerrar

Los inicios de BLASGON

De Blas recuerda cómo creó la empresa que hoy día es BLASGON. "Empecé de chófer con un amigo. Con un camión a medias. Hacíamos tres viajes todos los días a Palencia a por ladrillos, a las seis de la mañana estaba allí el primero para cargar. Luego ya fue creciendo, teníamos tres camiones y ya luego hicimos sociedad", cuenta. La empresa fue creciendo, y con la ayuda de Maribel y Javi, dos de sus cuatro hijos -"todos son muy buenos"- la construcción de obra pública llegó hasta otros continentes. Obra pública, privada, infraestructuras civiles... Y edificación industrial. Todo lo recoge BLASGON.

Ampliar

Cerrar

Maribel nos acompaña también en este viaje por la memoria. Relata cómo Malaquías les llevaba a ver las obras y les inculcaba sus principios y las formas de dar cada paso, con un carácter emprendedor. "La primera vez que cometí un fallo me dio la enhorabuena, porque me dijo que si quería ser empresaria tenía que tomar decisiones", recuerda. Y tampoco se olvida de su madre; "una luchadora, con una fortaleza increíble".

Una vida de fútbol

De Blas es también una de las personas más relevantes del fútbol arandino por su pasado relacionado con la Gimnástica. "Fue una etapa muy bonita. Me hice amigo de todos los presidentes. Les invitaba a comer y lo que fuese, y al hacer la vuelta era al revés. Fui presidente cuando se empezó a construir el campo, y tuvimos que acabarlo", rememora. En ese inicio de los 80 se produce el ascenso. "Llegamos a una época en la que había dos Segundas. Recuerdo cuando vino a jugar el Coruña -el Depor-, nos metió un 3-0", ríe.

Ampliar

Cerrar

Pero, ¿a qué se dedica un hombre de 91 años? Pues Malaquías es claro. "A dar guerra", ríe, aunque su hija lo niega. Porque su saber estar siempre ha sido una realidad. Su liderazgo, un ejemplo a seguir para su descendencia. Y su empresa, una referencia que seguir cimentando desde lo más alto. De ello se encargarán quienes siempre le han seguido, a la par que aprendido.

Este Viaje por la Memoria, con Ausen Frutos y Valentín García, puede reproducirse al completo en el audio superior. También puede escucharse en Spotify pinchando AQUÍ.