Hontangas disfrutó de un multitudinario Gran Jubileo a la Virgen de la Cueva

Hontangas

El municipio de Hontangas fue este sábado el epicentro de la Ribera del Duero con la celebración del Gran Jubileo a la Virgen de la Cueva, una cita que reunió a un buen número de personas provenientes de los 16 municipios que integraban la antigua Comunidad de Villa y Tierra de Haza, actualmente repartidos entre la Ribera del Duero burgalesa y segoviana.

Se trataba de la VIII edición de esta peregrinación religioso-cultural, con origen en 1854 y celebrada cada 25 años o en ocasiones extraordinarias, que volvió a convocar a vecinos y nativos de la localidad anfitriona y de otras como Haza, Adrada de Haza, Moradillo de Roa, Castrillo de la Vega, Torregalindo, Hoyales de Roa, Fuentelisendo, Fuentecén, Fuentenebro, Fuentemolinos, Valdezate, La Sequera de Haza, Campillo de Aranda, Aldehorno y Aldeanueva de la Serrezuela.

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Tras la misa de campaña oficiada en las eras de Hontangas, los asistentes pudieron disfrutar de una colorida exhibición de bailes regionales. Sobre el escenario se presentaron los grupos folclóricos "El Molino", de Torregalindo, "El Torrejón", de Adrada de Haza, y "Valdesemilla", de Aldeanueva de la Serrezuela, que cosecharon merecidos aplausos del público.

Tras la comida popular, amenizada por José Luis Fernández y Juan Velázquez, dos 'juglares' hijos de Aldeanueva de la Serrezuela, que interpretaron en varios pases itinerantes las coplas a la Virgen de la Cueva del religioso agustino Serafín de la Hoz Veros, bibliotecario del monasterio de La Vid, y el regreso de la Virgen a su ermita, el momento de mayor afluencia se vivió por la tarde con la esperada actuación del grupo Nuevo Mester de Juglaría, que se permitió la licencia de interpretar su 'Jota de Tierra Aranda' con una letra específica haciendo alusión a este acontecimiento y a los pueblos que lo integran.

Suceso luctuoso a las puertas de la ermita

La fiesta estuvo empañada por el fallecimiento repentino de Feliciano de la Hoz Veros, un hijo de Hontangas, hermano del religioso agustino, que aunque residía en un pueblo de Madrid, volvía cada fin de semana a su localidad natal. Fue casi a las puertas de la ermita de la Virgen de la Cueva, cuando se devolvía a su lugar la talla, cuando le sorprendió un paro cardiaco fulminante. Los servicios sanitarios acudieron enseguida para atenderle, pero no pudieron hacer nada para salvar su vida.