El Centro Europeo de Prospección ampliará la rama científica de la Fundación Atapuerca desde 2027
La familia de José Manuel Cerdá López ha donado su archivo personal y científico a la Fundación Atapuerca
Eudald Carbonell i Roura, vicepresidente de la Fundación Atapuerca, con Eduardo Cerdá Romero, hijo de José Manuel Cerdá y miembro de la Asociación de Amigos de la Sierra de Atapuerca / Susana Santamaría / Fundación Atapuerca
Burgos
El Centro Europeo de Prospección que promueve la Fundación Atapuerca abrirá sus puertas en 2027 si se cumplen las previsiones del vicepresidente de la Fundación y director del Centro de Investigación, Emiliano Aguirre, Eudald Carbonell.
El Centro de Prospección, que se ubicará en el antiguo hospital de peregrinos de Atapuerca, contará con una superficie de 400 metros cuadrados y la Diputación de Burgos aportará 350.000 euros a este proyecto, aunque Carbonell ha insistido en que todavía buscan otra cantidad similar para cubrir todos los gastos del proyecto.
Precisamente hoy se ha sumado a la memoria del sistema de Atapuerca el fondo documental de José Manuel Cerdá, primer y único presidente de la Asociación de Amigos de Atapuerca, que nació en 1998 y fue el embrión de lo que actualmente es la Fundación Atapuerca, que tiene sus mismas funciones. El último portavoz de la asociación, Miguel Ángel Martín Merino, ha señalado el interés que ya entonces había en la sociedad por conocer Atapuerca.
El fondo está integrado por notas manuscritas, correspondencia, diversos mapas y documentación administrativa sobre la protección de la sierra de Atapuerca. En el acto de entrega, el hijo del que fuera presidente de la asociación, Eduardo Cerdá, ha explicado que a su padre le hubiera gustado ver resueltas algunas reivindicaciones que siguen vigentes.
Carbonell ha insistido en que la asociación fue una buena herramienta en “esos años complicados”, en los que los codirectores tenían complicado hacer ciertas declaraciones, por ejemplo contra la instalación en la zona de un parque eólico o una antena de telefonía móvil, por lo que “ese papel lo desempeñaba la asociación”. Se trataba de evitar problemas de los codirectores de Atapuerca con la Junta de Castilla y León.
De hecho, la figura de José Manuel Cerdá, fallecido en 2001, fue de tanto peso que la presidencia de la asociación quedó vacante hasta su disolución, cuando la Fundación Atapuerca tomó el relevo, como ha recordado el último portavoz de esta entidad, Miguel Ángel Martín Merino.




