Estrategia para la repoblación
La Firma de Borja Barba
"Estrategia para la repoblación", la Firma de Borja Barba
Palencia
Veo a Luis Calderón asiendo con fuerza las riendas del futuro a medio plazo de Paredes de Nava. El alcalde paredeño afirma que las competencias sobre repoblación no se encuentran definidas en ninguna normativa, ni regional ni estatal y que, a la vista de tal vacío, el municipio que preside ha decidido asumir responsabilidades. Lo hizo, en primera instancia, con la creación de una concejalía específica. Y lo ha continuado, de la mano del Ayuntamiento de Carrión de los Condes, con el proyecto ‘Cañadas de futuro’, una iniciativa que pretende aunar soluciones a dos problemas: el demográfico y el de la ausencia de mano de obra en el sector ovino.
Pero el de la despoblación no es un problema exclusivo de Paredes. Ni de Carrión. Ni tan siquiera de Palencia, o de Soria, o de Zamora. Es un problema de España. Es una cuestión de dimensión nacional que está provocando un desequilibrio territorial que va a terminar mandando este país a pique. Hay que desterrar esa idea de los hippies revitalizando pueblos abandonados, entregados al tripi y al viaje lisérgico y que solo buscan aislamiento social mientras la química danza en sus cabezas. Porque la repoblación se alimenta de proyectos de vida. Son esperanzas de arraigo y bocetos de sentimiento de pertenencia. Un arbolado de hoja perenne que busca enraizar hasta crear bosque en tierra yerma. Con personas, como usted o como yo, que anhelan poder construirse un futuro allí donde se les brinde una oportunidad. Por eso, no se trata de llegar a un pequeño pueblo como Napoleón entrando en un invernal Moscú. No se trata de aterrizar en una población huérfana de los servicios más básicos y rebosante de recelos y de inquisitorias miradas furtivas escondidas tras el visillo. Se trata de preparar el terreno y adecuar el entorno. De trabajar esa tierra yerma e improductiva hasta convertirla en sustrato fértil donde la población pueda afincarse con visos de continuidad.
España está diseñada en forma de embudo demográfico. Porque donde hay oportunidades, la vida te asfixia. Y allí donde no te asfixia y te permite inspirar profundo, apenas existen las oportunidades. Y no es un problema de ahora, sino una tendencia que podemos constatar desde al menos la década de los setenta del siglo pasado y que se ha desarrollado sometida a ese síndrome de la rana hervida, en el que el problema progresa adecuadamente en silencio hasta que ya resulta insalvable.
El fin de la política no es ostentar el poder, sino procurar soluciones a los problemas públicos. Y las soluciones a esa enfermedad endémica de la despoblación pasan por dejar de brindar trato de entelequia a la misión repobladora de nuestros avejentados pueblos. Por buscar planes estratégicos y líneas de actuación palpables y reales. Crear oportunidades. La España rural, inerte, montaraz y despoblada necesita con urgencia una aplicación práctica, más que teorías infumables en sesudos congresos capitalinos. Una maniobra que supere el tópico del ‘Beatus Ille’ y se ponga manos a la obra con verdadera intención ejecutiva. Saldrá mal o saldrá bien, pero es innegable que lo de Paredes es una importante declaración de intenciones.