La víctima de la agresión homófoba en Pozaldez declara por videoconferencia ante el "miedo" a los acusados

El juicio contra los seis jóvenes acusados de una agresión homófoba en Pozaldez en mayo del 2023 se ha celebrado este miércoles 11 de junio: La Fiscalía pide tres años de cárcel y la acusación, ejercida por la Fundación Triángulo, eleva las penas a siete y nueve años. La sesión ha comenzado sin la presencia del hombre agredido por "miedo" al estar en la sala sus presuntos agresores.

Los acusados se han presentado a las diez de la mañana en la Audiencia Provincial de Valladolid, dónde se han declarado inocentes de un delito de lesiones con agravante de odio y abuso de superioridad, cargos a los que se enfrentan.

Los acusados han utilizado como defensa el hecho de pertenecer a la etnia gitana, asegurado que "saben lo que es ser discriminados", por lo que "no es posible que hayan incurrido en un delito de discriminación por homofobia". Además, han negado conocer la orientación sexual de la víctima, a pesar de reconocer algunos de ellos que sí sabían de su activismo por los derechos del colectivo LGTBIQ+.

Impacto en la vida de la víctima

Por su parte, la víctima ha tenido que comparecer por videoconferencia porque, a raíz de los sucesos, se ha visto obligado a tener que mudarse de ciudad por el miedo que la agresión le ha generado.

El joven agredido también ha señalado el fuerte impacto emocional tras lo sucedido provocando, entre otros efectos, que por miedo la víctima se vea obligado a no lucir la pulsera representativa del colectivo como antes sí lo hacía.

Agresión homófoba

Testigos de lo ocurrido relataron ante la Guardia Civil que aquella madrugada su amigo recibió un puñetazo y que al caer al suelo el resto de los acusados se "ensañaron" con la víctima. Lo hicieron presuntamente a base de patadas mientras otro grupo formaba un círculo con el fin de impedir que la víctima fuera socorrida, sin que pudiera impedir que una de las amigas se arrojara encima del joven para impedir que siguiera recibiendo más golpes.

Amigos de la víctima han reconocido a uno de los acusados como autor del impacto y al resto de los cinco encausados por formar un corrillo y emprenderla a patadas contra el joven por su orientación sexual.

Defensa de los acusados

"No tengo nada en contra de la homosexualidad porque sé lo que es sentirse discriminado por ser gitano", ha asegurado uno de los acusados, quien ha apuntado que hasta el día de los hechos no habían visto en su vida a la víctima. Otro de los acusados sí ha reconocido que conocía a la víctima porque servía copas en un bar de la localidad, pero sostiene no saber que era homosexual. "Yo no voy preguntando por la calle a la gente sobre su condición sexual. Ni soy racista ni soy homófobo", ha respondido con enfado el acusado.

Otro de ellos, para tratar de demostrar que no tenía nada en contra de la condición sexual de la víctima, ha explicado que este era amigo de su novia y que incluso en una ocasión ambos, antes de su boda, habían llegado a barajar la posibilidad de pedir al agredido servicios de maquillaje para el enlace porque sabían que, además de servir copas, también realizaba este tipo de trabajos. Algo que, posteriormente, la víctima ha negado.

En lo que han coincidido todos los acusados es en que aquella noche tan solo escucharon una riña y muchos gritos y que al cesar la música en la carpa se formó un corro en el que tampoco participaron, a pesar de lo cual más tarde amigos del agredido les identificaron ante la Guardia Civil como los autores de la agresión.