Liarse a mamporrazos

Rafa Gallego / Radio León / Cadena SER

León
Mientras veíamos el domingo pasado el partido de Alcaraz estuvimos leyendo en las gradas laterales, en inglés y en francés, una frase que entiendo que se traduce como “la victoria pertenece a los tenaces”. Es verdad que la tenacidad es una virtud que conduce al éxito, aunque no siempre. Mira, por ejemplo, lo tenaces que son esos de la compañía eléctrica que te llaman a las tres de la tarde. En algún caso conseguirán convencer a alguien, pero no siempre.
Esta idea de la tenacidad me hace reflexionar sobre algo que se ha impuesto en nuestras vidas: la consecución de un reto tras otro. Iba a decir challenge, que es quizá lo correcto, pero me quedo con reto o propósito. Me explico: ya estamos muchos con el reloj digital en la muñeca y andamos pendientes del número de pasos, del consumo de calorías, del tiempo de actividad física, de todos esos detalles que sobre nuestra salud nos muestra la aplicación ya sea en el reloj o en el teléfono. Y lo asumimos como un reto, una necesidad. “Tengo que hacer los pasos”. Como esta, la vida de hoy nos impone otras muchas situaciones en las que competimos, ya sea con otros o con nosotros mismos. Y esa competencia nos lleva a un estado de alteración que quizá esté alimentado por las llamaradas solares esas que hemos tenido hace poco o por el tremendo lío de dimes y diretes en que se ha convertido la política. Algo que tendría que ser solamente la discusión serena para conseguir el mayor bien público es una fuente de crispación y corrupción inagotable.
Así es que no es de extrañar que, en un bar de la zona de San Ignacio, dos parroquianos en la barra se pusiesen a discutir y casi llegasen a las manos, mientras la camarera decía en voz baja cuando le preguntaban: “nada, la política”. Hace un par de semanas, en un bar de Eras de Renueva, en una discusión, un cliente le abrió una herida en la cabeza a otro de un garrotazo y hace un par de días dos chicos se peleaban a puñetazos enfrente del mismo bar. Estos no sé por qué discutían, pero que digo yo que la tenacidad es otra cosa y, a veces, hay que saber entender al otro y frenar un poco, porque también es sabido que, en ocasiones, perder es ganar.




