Comisiones bancarias

Palencia

A todos y todas nos ha pasado alguna vez, que al revisar el extracto bancario descubrimos una comisión inesperada. El sentimiento es el mismo: frustración, incredulidad y una incómoda sensación de impotencia. ¿Por qué me han cobrado esto? ¿Cuándo lo autoricé? ¿Qué alternativa tengo realmente? La respuesta, en muchos casos, es ninguna.

Las comisiones bancarias se han convertido en una rutina silenciosa y desgastante. Se cobran por mantener una cuenta abierta, por recibir una transferencia, por no usar una tarjeta, por no tener ingresos regulares o incluso por tener la cuenta “inactiva”. Es decir, por usar el banco... o por no usarlo. Y lo más indignante es que muchas personas no lo descubren hasta que ya es tarde, cuando el dinero ha desaparecido sin una explicación clara ni una advertencia previa.

Los bancos alegan que estas comisiones son necesarias para sostener su operativa. Pero este argumento pierde fuerza cuando vemos que la digitalización ha reducido personal, cerrado oficinas y automatizados procesos, que este es otro debate en auge. En otras palabras: nos cobran más por hacer nosotros mismos lo que antes hacía el banco.

Los ciudadanos nos sentimos atrapados. Cambiar de banco no siempre es sencillo: hay condiciones ocultas, penalizaciones, y en muchos casos, la sensación de que todas las entidades juegan el mismo juego. ¿De qué sirve cambiar si la historia se repite?

Luego los horarios de atenciones para estas gestiones son una lotería hasta que consigues a alguien que te lo explica o regularizas la situación.

Y en medio de todo esto, los más vulnerables, los que tienen ingresos irregulares, pensiones mínimas o simplemente viven al día, son quienes más comisiones pagan. Es el mundo al revés: cuanto menos tienes, más te cobra el sistema.

Lo más grave no es solo el dinero que se pierde la confianza. La relación entre los bancos y sus clientes se ha vuelto desigual, casi abusiva. Y mientras las grandes entidades anuncian beneficios récord, miles de usuarios se preguntan por qué nadie los defiende.

Urge una regulación más estricta, una mayor transparencia y, sobre todo, respeto al cliente. Porque los bancos gestionan nuestro dinero, sí, pero eso no les da derecho a vaciarlo sin permiso. Y las comisiones que desaparecen de tu cuenta nunca vuelven.