Reincidentes

Palencia

Cada vez es más habitual ver la figura de los conocidos como riders, y es que el trabajo de reparto se ha multiplicado en los últimos años por las nuevas formas de consumo. Glovo encontró un filón en este nuevo nicho de mercado, pero lo ha querido hacer saltándose la legalidad y no reconociendo a su plantilla como trabajadores por cuenta ajena.

La posibilidad de tener a miles y miles de estos riders a su entera disposición, pero sin reconocer sus derechos, ha supuesto un fuerte varapalo a la empresa, con multas por valor de más de 200 millones de euros y llevar a juicio a su fundador. Justo un día antes de que el responsable de Glovo tuviera que declarar, la empresa anunciaba su intención de adaptarse a la ley y abandonar su modelo de falsos autónomos.

Aunque esta declaración de intenciones se quedó en eso. CCOO ha vuelto a denunciar que Glovo sigue sin dar de alta a todos sus riders y así lo ha constatado la Inspección de Trabajo y en algunas ciudades como Zaragoza o Pamplona se ha creado una empresa paralela para contratar a los falsos autónomos, pero en la práctica sus condiciones no han cambiado.

A pesar del intento de lavado de cara, desde Glovo persisten en su intención de saltarse la norma, y nosotras seguiremos luchando para que deje de hacer caja a costa de derechos tan básicos como vacaciones, antigüedad, paro o bajas médicas.