Sociedad

Las 3.500 personas afiliadas a la ONCE en CyL reclaman "su lugar en la sociedad"

El 7,43% de las afiliadas son personas con sordoceguera, una discapacidad con un gran riesgo de aislamiento

Las personas con sordoceguera de Castilla y León invitan a conocer su realidad y reclaman más inclusión. Acto presentado por Ismael Pérez Blanco, delegado ONCE en Castilla y León / Leticia Pérez ICAL

Valladolid

La ONCE ha abierto esta semana las puertas de su nueva sede en Valladolid a pesar de que la finalización de las obras y por tanto su inauguración, llegará después del verano.

Con motivo del Día Internacional de las Personas con Sordoceguera, que se celebrará este viernes 27 de junio, la entidad ha querido conmemorar a las 260 personas sordociegas afiliadas a la ONCE en Castilla y León. Ellas representan al 7,43% de las personas afiliadas ala ONCE en la comunidad.

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Ismael Pérez, delegado territorial de la ONCE en Castilla y León, ha destacado que las personas con sordoceguera "reclaman su lugar en la sociedad como unos ciudadanos más", La entidad ha recordado las necesidades especiales que requieren estas personas para lograr su inclusión y autonomía plena.

La sordoceguera es una discapacidad única que surge como consecuencia de la combinación en una misma persona de una discapacidad visual y auditiva, lo que "acrecienta su riesgo de aislamiento y dificulta la comunicación y otras acciones".

Esta situación afecta a 15 de cada 100.000 habitantes en España, a falta de un censo definitivo, estos datos supondrían que en España hay alrededor de 9.000 personas sordociegas.

Las tres barreras que supone la sordoceguera

Las barreras de comunicación, de acceso a la información y de movilidad pueden ser constantes y limitantes, afectando a áreas tan esenciales como la educación, el empleo, la participación social o la autonomía personal.

Ismael Pérez, delegado territorial de la ONCE en Castilla y León

Testimonio

Isabel Tamames (85 años) fue perdiendo la capacidad visual durante su juventud hasta perder toda la visión. A sus treinta y a raíz de una septicemia, empezó a perder también su capacidad auditiva.

Testimonio Isabel Tamames, persona sordociega